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martes, 29 de enero de 2013

¿YA TE TOCÓ A TI?

 



Atribuido en muchas ocasiones al dramaturgo y poeta alemán Bertolt Brecht, el autor original del siguiente poema es el pastor protestante germano Martin Niemöller, quien, por cierto, ni llegó a pasarlo al papel, ni lo concibió como poema, ya que formaba parte de un sermón de la Semana Santa de 1946 en Kaiserslautern (Alemania) que tituló "¿Que hubiera dicho Jesucristo?".

La advertencia sobre las consecuencias de no ofrecer resistencia a las injusticias en los primeros momentos de llevarse a cabo valen para cualquier tiempo, para cualquier lugar y, por supuesto, puede valer tanto para quienes no quieren implicarse en nada desde su posición de doctores, de maestros o de periodistas como, también, para quienes cortan naranjas, por ejemplo.

En Tharsis, la única actividad que hacía posible que muchas personas llevasen un jornal a casa era el que les proporcionaba la recolección de cítricos en la única finca activa que queda en el pueblo. Según parece, por imposición de los mercados y de los compradores de la fruta, lo que resta de campaña ese trabajo lo realizaran personas llegadas de fuera y, seguramente, contratadas por ETTs, con lo que ello supone tanto de pérdida de derechos para los trabajadores foraneos, como de competencia desleal para los locales. Algo que no es nuevo, ya que viene ocurriendo en la inmensa mayoría de los tajos de la provincia y que algunos venimos denunciando desde hace tiempo.

Es difícil saber en qué piensan las personas- cuando piensan-. Pero, si se confirma la información, estamos ante una tragedia para muchas familias que, ingenuamente, creían que no les llegaría el momento. Y es que en ésta cadena que llamamos sociedad no hay eslabón que no vaya a resentirse, o incluso quebrarse, en el transcurso de esta brutal escabechina que padecemos.

Primeramente ignoraron a quienes advertían de lo que iba a ocurrir; después dieron la espalda a quienes pusieron en marcha movilizaciones para denunciar la realidad del campo y de la pérdida de derechos sociales y laborales en el conjunto de la sociedad. Como era de esperar, ahora les ha tocado a ellos, que por algún extraño motivo seguramente se pensaban inmunes.

Esperemos acontecimientos, pero ya puede afirmarse que esta nueva pérdida de puestos de trabajo en un pueblo sin trabajo es algo tremendo,  muy malo tanto para los afectados como para Tharsis.

Si quedan huevos en este gallinero algo pasará. Aunque sea tarde para muchas cosas otras pueden salvarse. La dignidad es una.

Del poema en cuestión existen diferentes versiones, quizás esta es la más conocida. Buena lectura.

"Primero vinieron a buscar a los comunistas

y no dije nada porque yo no era comunista.

Luego vinieron a por los judíos

y no dije nada porque yo no era judío.

Luego vinieron a por los sindicalistas

y no dije nada porque yo no era sindicalista.

Luego vinieron a por los católicos

y no dije nada porque yo era protestante.

Luego vinieron a por mí pero, para entonces,

ya no quedaba nadie que dijera nada".

 

lunes, 21 de enero de 2013

ANTONIO REDONDO ARENAS

 






  En la segunda mitad del siglo XIX se establecieron en la comarca del Andévalo varias compañías mineras francesas y británicas, lo que supuso un cambio muy notable en todos los aspectos de la vida del territorio. Para muchos de quienes visitan este humilde blog el principal fue la creación del pueblo de Tharsis, por Ernesto Deligny, aunque también  supuso el origen del  deterioro medioambiental de la comarca, el expolio de nuestros recursos a manos de capital extranjero, y, sobre todo,  del inicio de la Revolución Industrial en la provincia.
La moderna tecnología, la  maquinaria de vanguardia- ya desaparecida-  y los sistemas de producción capitalista que trajeron estas empresas propiciaron el paso de una sociedad casi feudal a un proletariado industrial que, si bien padecían unas condiciones laborales y de vida penosas, al menos se organizó en torno a sociedades obreras dando origen a un movimiento sindical que mamaba directamente de los idearios socialistas, marxistas o anarquistas que recorrían  Europa.
Hoy vemos como se invierte el proceso, pero entonces se pasó de un campesinado analfabeto y servil a poner en marcha organizaciones con conciencia de clase que se mostraban combativos en la defensa de sus derechos laborales y sociales. Y en ese contexto de actividad política y sindical nació y creció en Tharsis Antonio Redondo Arenas.
Cuando se produjo el golpe de Estado del 18 de Julio de 1936 la suerte estaba echada para Antonio. Como a muchos españoles, sus ideales le impedían arrodillarse ante la barbarie del tiempo que le tocó vivir, optando por combatir contra el alzamiento fascista y sacrificando su vida en defensa de la libertad.
Ésta tharsileño era tío mío. También de Antonio Ferrera, un tharsileño que actualmente reside en Alosno y que no ha permitido que la memoria, la historia y el ejemplo de su tío se perdiera en una fría fosa común del Campo de exterminio de Mauthausen, en donde murió a mano de los nazis. A los dos quiero dedicar esta entrada que reproduzco del Foro por la Memoria.
Me pregunto qué opinaría  Antonio de los tiempos que corren, si él también encontraría tantos parecidos razonables entre aquellos años de sinrazón y éstos. Y es que, aunque disfrazadas por otros ropajes y discursos, cuando leo en el texto que sigue a esta introducción cómo entonces se acosaba y perseguía en Tharsis a los que no mostraban absoluta sumisión a los tiranos; cómo se alteraba el orden de las filas y listas para humillar a las personas y premiar así a sus fieles o castigar a quienes no eran tanto; cómo los fascistas ejercían el poder “sin límites ni cortapisas” para mantener a una población amedrentada, no puedo evitar recordar las cosas que, salvando las distancias, padecemos a diario.
Imagino que daría gracias porque los paseos que ahora se dan al cementerio no sean para dejar huellas de balas en las paredes, pero también estoy seguro de que se rebelaría contra  el fusilamiento civil que las nuevas generaciones de tiranos pretender  llevar a cabo sobre aquellos que no se muestran sumisos a sus dictados.
 
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Foro por la Memoria de Huelva homenajeará a un onubense asesinado en Mauthausen
Foro por la Memoria de Huelva - Marzo 2006


FOTOGRAFÍA DE ANTONIO CON OTROS SOLDADOR REPUBLICANOS. ANTONIO ES EL QUE SE ENCUENTRA DE PIE A LA IZQUIERDA.
 

FOTOGRAFÍA DE ANTONIO PROBABLEMENTE EN EL FRENTE DE JARAMA


Foro por la Memoria de Huelva, con la ayuda de Amical Mauthausen, está preparando el homenaje a Antonio Redondo Arenas o­nubense asesinado por los nazis en el campo de concentración de Gusen en 1942. Este homenaje se quiere hacer extensivo a todos los españoles que sufrieron la barbarie fascista en los campos de concentración franquistas, nazis o franceses.
Hace ya más de veinticinco años que los escritores Manuel Razola y Mariano Campo publicaron el libro Triángulo Azul. Los republicanos españoles en Mauthausen[1]. En esta obra, pionera en el estudio del tema, se adelantaba una lista de diez republicanos o­nubenses asesinados en los campos de concentración nazis. Eran vecinos sobre todo de pueblos de la Sierra, como Almonaster, Nerva, El Campillo o Cortegana, mineros sobre todo, que se habían opuesto con firmeza al alzamiento fascista de 1936 y que por ello se vieron obligados a huir de su tierra e integrarse en el ejército republicano. Después de la derrota, se exiliaron en Francia, donde muy poco después tendrían que comenzar otra guerra contra el fascismo.
Sólo cinco meses después de acabar la conflagración civil, daba comienzo la Segunda Guerra Mundial. Viendo esa nueva contienda como una continuación natural de la Guerra Civil Española, los republicanos exiliados en Francia tomaron las armas para combatir a la Alemania hitleriana, que tanto había ayudado al bando franquista. Muchos de ellos lo pagaron con su vida. Miles fueron internados en campos de exterminio, donde gran parte de ellos murieron asesinados. Varios de estos deportados eran originarios de la provincia de Huelva. Uno de ellos morirá en Dachau; el resto lo hizo en un recóndito lugar del norte de Austria llamado Mauthausen. Entre ellos estaba un joven de veintisiete años llamado Antonio Redondo Arenas.
Este combatiente republicano había nacido en Tharsis (Huelva), el catorce de diciembre de 1914. Esta una localidad famosa por sus minas, que en aquel tiempo eran explotadas por compañías francesas y británicas. Casi toda la población de la localidad trabajaba en ellas, generalmente en unas condiciones laborales pésimas, por lo que apareció muy tempranamente la conciencia obrera y la lucha sindical.
Antonio creció en el seno de una familia de cinco hermanos, que muy pronto tuvieron que trabajar para sacar adelante a la familia, ya que el jornal era escaso y muchas las bocas que alimentar. Una de sus hermanas vive aún, pero su avanzada edad (97 años) y mal estado de salud le ha hecho mella en la memoria. Su sobrina, Juana Ferrero Redondo, de 73 años, es de las pocas personas vivas que aún lo recuerdan, si bien muy vagamente, ya que Antonio “ salió “ de Tharsis cuando ella aún era una niña y conserva muy pocos recuerdos de él. Recuerda que “tenía mucha fuerza porque era muy alto" y que no trabajaba en la mina, sino en la ganadería. También que “en las cosas de la iglesia no creía", y que pertenecía al Partido Comunista.
Tras el golpe de estado del 18 de julio de 1936, Tharsis continuó fiel a la república, ya que la conciencia obrera era muy fuerte, de hecho en la localidad apenas había militantes de partidos de derechas o falangistas. Además las fuerzas militares o de seguridad se mantuvieron temporalmente fieles a la legalidad democrática.
Enfurecidos, los vecinos descargaron su ira contra los símbolos de la sociedad tradicional instigadora del Alzamiento y la masacre que se comenzaba a gestar en España, en especial contra la Iglesia Católica. Un grupo de hombres prendió fuego a la parroquia del pueblo, suceso en el que al parecer estuvo implicado Antonio. A pesar de estos tumultos, no fue encarcelado ni asesinado ningún derechista.
Asegurado el control de su pueblo, los mineros de Tharsis marcharon a Alosno, para ayudar al comité circunstancial que se había hecho cargo del gobierno de la villa tras el golpe de estado a mantener la legalidad republicana. Los mineros incautaron víveres para su reparto entre la población y multitudes descontroladas quemaron la iglesia parroquial. También prendieron fuego a la finca de Marcos Jiménez Orta, un propietario latifundista conocido por sus ideas reaccionarias; todavía hoy a ese lugar se la conoce como “la cerca quemada". Sin embargo, tampoco en Alosno fue asesinado ningún derechista.
El 29 de julio de 1936, las autoridades republicanas de Alosno fueron detenidas por falangistas armados por la Guardia Civil, que se hicieron con el control del pueblo. Dos días después, las fuerzas de la columna al mando de Pedro Pérez de Guzmán, formada por militares, guardias civiles y derechistas armados, se aprestaron a tomar Tharsis. Ante la proximidad de las fuerzas nacionales, muchos izquierdistas decidieron huir del pueblo. Otros en cambio, se unieron a las columnas de mineros armados que se aprestaban a defender la Tharsis del ataque de las fuerzas nacionales.
En las afueras del pueblo se desarrolló una batalla entre los mineros, provistos de los famosos camiones blindados que ellos mismos fabricaban, y las fuerzas de la columna Pérez de Guzmán. Sin embargo, la diferencia de armamento y preparación era muy grande y los mineros fueron derrotados, siendo detenidos un gran número de ellos y recluidos en el casino-teatro de la localidad. Todos ellos cayeron fusilados en la tapia del cementerio, que todavía conserva las señales de los disparos. A pesar de que, como decíamos, ningún derechista fue asesinado en el pueblo, ello no fue óbice para que los nacionales comenzasen una feroz política de represión, en la que colaboró activamente el párroco de la localidad, el tristemente famoso “Don Bartolomé", que entregó a las fuerzas represoras una lista de nombres para fusilar.
Antonio Redondo pudo escapar de esta matanza. Poco antes de la entrada de las tropas, salió en compañía de un hermano hasta una finca a la que llamaban “Las Puercas" con la intención de unirse a las columnas mineras, pero fue rechazado por ser menor de edad. Después marchó a Riotinto, pero, tras la caída de la Cuenca Minera, tuvo que volver a huir. Logró alcanzar la zona republicana y llegar a Madrid, donde vivían unos familiares de su padre. Allí se alistó el ejército regular, donde combatió a las órdenes de “El Campesino" en el frente del Jarama. A partir de aquí se le pierde la pista.
En Tharsis los años de la guerra y la posguerra fueron de durísimos con “ mucha hambre “. En estos años no hubo represalias a la hora de encontrar trabajo, único campo en el que no hubo represalias, ya que había gran necesidad de brazos para sustituir a aquellos que se encontraban asesinados, encarcelados, huidos o luchando en el frente. Las condiciones de trabajo se endurecieron y los sueldos bajaron, no estando permitidas ni la huelga ni ningún tipo de protestas. Además de esta situación, para proteger las minas de posibles ataques y sabotajes de las guerrillas que actuaban en la zona, o levantamientos obreros; en Tharsis se estacionaron un gran número de soldados, hecho que perjudicó seriamente la situación general de la población ya que los recursos disponibles para la población nativa eran destinados para el mantenimiento de las tropas, era la población la que tenia que mantenerlos.
La familia de Antonio fue duramente represaliada. Falangistas armados irrumpían de madrugada en su casa, hacían levantarse bruscamente a sus padres y hermanos y lo registraban todo, preguntando continuamente por Antonio. Algunas noches disparaban contra las puertas y ventanas de la casa, para amedrentarlos. Lo mismo sucedió con otras familias de fugitivos. Incluso después de la guerra, eran marginados y considerados unos parias, a los que llamaban, como un estigma, “hijos" o “hermanos de rojos". Siendo continuamente asediados, detenidos e interrogados.
Al padre de Juana lo llevaron al cuartel para interrogarlo, pero fue liberado gracias a un amigo guardia al que llamaban “Rapela". Este guardia también salvó a su abuelo, que era analfabeto y que fue detenido bajo la increíble acusación de leer prensa clandestina. A su madre la quisieron rapar, como hacían con las mujeres que tenían algún parentesco con izquierdistas muertos o huidos, pero no lo hicieron gracias también a “Rapela
Al hermano menor de Antonio, Francisco, lo intentaron hacer falangista y le obligaron a ponerse la camisa azul. Como no quiso hacerlo, le dieron una paliza dejándolo sordo, pero ni aún así consintió en ponerse la camisa. Lo mismo le pasó a su hermano Sebastián.
La sinrazón del fascismo se adueñaba entonces de Tharsis, los dos falangistas más destacados de Tharsis, a los que llamaban “el Negrito" y “el Barro", ejercían sin límites ni cortapisas un poder absoluto en el pueblo, y cometieron toda clase de desmanes. Cuentan que Barro tenía la costumbre de pegar con un vergajo, indiscriminadamente y por puro placer, a la gente que esperaba para entrar en el comedor de Auxilio Social. Sólo para humillar, alteraba intencionadamente el orden de la cola, y cuentan que una vez le dio una paliza a una anciana por razón desconocida, paliza que la llevó al borde de la muerte.
Antonio mandó a su familia algunas cartas durante la guerra, en las que contaba, entre otras cosas, que se había casado y tenía dos hijos. Cuentan también que una vez visitó clandestinamente Tharsis, pero es algo sin confirmar, casi una leyenda. Unos dicen que fue durante los años de la guerra; otros, en 1940, provisto de documentos falsos. También dicen que podría no haber sido él, sino un compañero que traía algún mensaje suyo. Esta hipótesis la sostiene su sobrino, Antonio Ferrera Rodríguez, ya que, según le relataron, el Antonio que volvió a Tharsis estaba muy cambiado. Se había quedado cojo y tenía el pelo canoso y con entradas, por lo que a su misma familia le costó mucho reconocerlo. Antonio Ferrera opina que, a pesar de que las penalidades de la guerra pueden transformar radicalmente a un hombre, estos cambios no pueden ser tan bruscos como para que su propia familia no le reconozca. A menos, claro está, que Antonio se hubiera disfrazado para no ser detectado por la policía. Hay que tener en cuenta que a la familia le interesaba ocultar que Antonio había estado en el pueblo (en el caso de que hubiera estado) para no tener problemas con la con las fuerzas represivas, y que este secretismo contribuyó a que ni siquiera se sepa si en realidad estuvo o no.
Cuentan que llegó a Tharsis en tren. Por lo visto, se sabe que incluso le preguntó a una mujer del pueblo si su familia seguía viviendo en la misma calle. Tras visitar a su madre y a sus hermanos, éstos, con mil precauciones para que no lo viera la guardia civil, lo llevaron hacia Huelva en un coche alquilado con un salvoconducto expedido a nombre de su padre. Su sobrina Juana recuerda muy vagamente haberlo visto, aunque tampoco está segura de que fuera él. Recuerda que no aparentaba tener miedo, y que incluso llegó a decir a sus hermanos, deseosos de que saliera del pueblo cuanto antes para que no se enterase la guardia, que no tenía prisa. El padre de Juana comentó después que una vez en Huelva tomó un barco, pero no recuerda el destino. No hacía ni media hora que se había ido cuando llegó la Guardia Civil a casa de su madre, preguntando por él y diciendo que se entregara que no le iba a pasar nada. Su familia no les creyó y no contaron nada.
No tuvieron más noticias de él. Seguramente compartió las vivencias de todos los republicanos españoles: la derrota, el éxodo a Francia y la infamia de los campos de concentración donde las autoridades francesas los internaron, en unas condiciones de vida tan penosas que cientos de ellos murieron de hambre o enfermedades. Tras la invasión alemana, el gobierno francés obligó a muchos de ellos a contribuir al esfuerzo bélico integrándose en batallones de trabajo o en la legión extranjera. Los españoles no tuvieron en cuenta el mal trato recibido y se aprestaron a luchar con heroísmo bajo esa nueva bandera, primero en el ejército regular y más tarde en la resistencia.
Antonio fue capturado por los alemanes e internado en el Stalag XII-D, situado en Trèves. Los nazis denominaban stalag a los campos de prisioneros de guerra, pero, como para ellos los republicanos no eran considerados prisioneros según la convención de Ginebra ni tenían nacionalidad, ya que el gobierno franquista no los consideraba españoles, fueron trasladados a campos de exterminio, junto con otros “enemigos del régimen" como los judíos, los gitanos o los homosexuales. Antonio entró en Mauthausen conla matrícula 4.335, un uniforme a rayas y un triángulo azul cosido a él con la letra “S", de “Spanien". Murió en Gusen el catorce de enero de 1942, gaseado, como tantos de sus compañeros.

FOTOGRAFÍA DE PRESOS EN EL CAMPO DE MAUTHAUSEN

FOTOGRAFÍA DE LA TRISTEMENTE FAMOSA CANTERA DE MAUTHAUSEN
En los años 60 llegó a su familia una carta del gobierno alemán confirmando su muerte. Según Antonio Ferrera, los alemanes ofrecieron una cantidad de dinero como indemnización, si bien una cantidad “irrisoria" en proporción con los sufrimientos que tuvo que padecer.
En la actualidad sus sobrinos Juana y Antonio Ferrera se han convertido en los depositarios de su memoria. Cuentan que su madre y después su hermana guardaron durante muchos años algunos de sus objetos personales, como ropa y una corbata con una hoz y un martillo bordadas, que ya han desaparecido. También atesoraban las cartas que Antonio había escrito a su familia, que desgraciadamente se debieron perder en alguna mudanza. Juana y Antonio aún conservan algunas fotos de él, su partida de nacimiento y una cartera con algunos documentos, que ofrecieron amablemente al Foro por la Memoria de Huelva. Con estos y otros materiales, el Foro planea realizar un homenaje en el pueblo que le vio nacer y que por cuya libertad y dignidad dio su vida.

FOTOGRAFIA DE LA LLEGADA DE LAS TROPAS ALIADAS AL CAMPO DE CONCENTRACIÓN YA LIBERADO POR LOS PRESOS

[1] Editorial Península. Barcelona, 1979





martes, 15 de enero de 2013

ISABELO RAMÍREZ MARTÍN

  Tercero de los cinco hijos del matrimonio formado por Domingo Ramírez “El Chocolatero,” obrero y camarero de profesión, y de María Martín “Fariña”, Isabelo Ramírez Martín nació el 18 de Septiembre de 1944 en Tharsis.
Como muchos de los niños nacidos en aquellos años de la  posguerra española pronto encontró en la práctica del futbol una manera de llenar un tiempo marcado por las carencias y las penalidades, dando sus primeros pasos en el mundo del futbol siendo aún muy joven en el equipo de nuestro pueblo.
Durante sus inicios, Isabelo compartió equipo con una generación de futbolistas que seguía la tradición de buenos jugadores que hizo del Tharsis un referente en el futbol provincial, en donde destacaban algunos de aquellos jugadores portentosos que pasaron a formar parte de la leyenda popular, y que todavía hoy permanece en la memoria de tantas generaciones de tharsileños.
Según reconocen quienes vivieron en primera persona aquellos momentos, es verdad que carecía de la endiablada rapidez de su tío Juan Ramírez; que no era una fuerza de la naturaleza del estilo de Santiago el de la Felipa; que estaba muy lejos de la habilidad del Durillo; que ni se le ocurría intentar los milagros técnicos de Eugenio Guitarra; que no era un genio creador y excéntrico que, como Juan Repión, era capaz de imaginar y realizar jugadas imposibles jamás antes contempladas. Aunque nadie podría discutir que tenía sobradas cualidades y un carisma que lo hacía diferente y un buen jugador, cuentan que es verdad que Isabelo Ramírez no destacaba entonces en exceso; que ante la brillantez que algunos de sus compañeros desplegaban cada domingo en el campo del Tharsis, era difícil imaginar que aquel muchacho silencioso fuese el que estaba llamado para hacer historia en el futbol provincial.
Sí, sin duda tenía, en mayor o menor medida, todas esas virtudes futbolísticas que de manera innata o adquiridas son necesarias pero insuficientes  para triunfar en un deporte con tantas exigencias y competencia, sólo los más ciegos podrían negarlo. Pero, sobre todo, Isabelo Ramírez tenía una talento especial que lo diferenciaba del resto y que no pasó desapercibido para quienes verdaderamente entienden de ese universo llamado futbol.
Un don que se concentraba no tanto en la fibra de sus músculos como en una cabeza lúcida para hacerle comprender cuales eran sus fortalezas y sus debilidades; para explotar las primeras hasta el límite y trabajar para mejorar las segundas gracias a una extraordinaria capacidad para el sacrificio y la disciplina.
Tenía, y ese fue su mayor mérito, un objetivo claro, una meta que estaba resuelto a cumplir con determinación y una voluntad férrea que con la imprescindible guía de la constancia le condujo hasta el éxito deportivo y al honor de ser el primer jugador nacido en tierras onubenses que vistió la camiseta de la selección nacional.
No tengo la menor duda de que Isabelo es un magnífico ejemplo para tantos "patitos feos" que creen en el milagro de la superación mediante el trabajo continuado. Para quienes no conocen el desaliento y hacen una apuesta firme por el futuro sacrificando muchas de las cosas a las que no están dispuestos a renuncian los mediocres.
Un referente necesario y una historia de triunfo que deberían conocer los más jóvenes como estímulo para no decaer en sus sueños.
Un ejemplo de honestidad consigo mismo y de cómo, muchas veces, con ideas claras y firme voluntad se puede ganar la partida a un destino que en el caso de nuestro paisano le empujaba a pasar sus días en la panadería en donde comenzó a trabajar con 17 años, pero de donde salió para construir su propio camino y ver realizado el sueño de su vida.
Un orgullo para todos los tharsileños de bien. Un hombre de origen humilde que, a diferencia de otros hombres capaces forjados en este pueblo, no dudó en subirse en marcha a un tren de esperanza pero también de sacrificios y renuncias al que otros no pudieron o no se atrevieron a subir.
En 2009, con motivo de la inauguración del reformado campo de futbol de Tharsis, reflexionaba Manolo Salazar, el que fuera durante años periodista deportivo en la Cadena Ser, sobre el por qué se planteaban en Tharsis hacer venir a personalidades de indudable prestigio como Marcelino o Luis Aragonés cuando tenían en casa a alguien que como Isabelo Ramírez había llegado a las más altas cotas del futbol español. Se preguntaba si sus logros no eran suficientes para los dirigentes tharsileños.
Una pregunta bienintencionada ésta que tendría sentido hacerse en un contexto lógico, en un escenario de normalidad y no en un pueblo que actualmente camina confundido y sin rumbo, en donde arriba es abajo, la izquierda la derecha, el norte es el sur, la noche la mañana, y en donde, de seguir insistiendo en el absurdo, todos terminaremos caminando de cabeza.
Seguramente desconocía que, tal vez, era precisamente haber conseguido esos logros lo que invalidaba al tharsileño Isabelo Ramírez ante los ojos de los dirigentes de un pueblo que si bien sigue llamándose Tharsis, ahora tiene como apellidos las palabras fracaso y frustración y que, tragedia donde las haya, no perdona el triunfo de los suyos.
Ejemplos de superación y sacrificio como los que representa nuestro paisano son los que necesita nuestro pueblo en general y los tharsileños más jóvenes en particular.
Es ese espíritu que representa Isabelo el que debe imprimirse a las personas para encarar el dramático presente y quizás el trágico futuro que en el horizonte nos aguarda. La guía y el modelo de carácter y de fuerza a seguir siempre pero especialmente en estos tiempos de dificultades e incertidumbres. Y esto, tan elemental como necesario, deberían de saberlo quienes gobiernan nuestras diferentes instituciones locales.
Antes de dar paso a la biografía deportiva que copiaré de alguna de las muchas páginas de internet que se refieren a Isabelo Ramírez, añadiría algo dirigido a quienes tantas veces he escuchado el comentario despectivo de que Isabelo parecía un palomo en el campo de futbol.
A estos, seguramente tocados por algo tan humano y triste como la envidia, que hablan sin pararse a pensar por sí mismos, les diría que, visto los resultados cosechados por nuestro paisano, se cuestionen si no se equivocaban en su juicio.
Que reflexionen si lo que a ellos les parecía un palomo no era en realidad un joven cisne; el proyecto de un hombre ejemplar que en su pueblo aún no ha tenido el reconocimiento que su trayectoria profesional merece, y que paseó por tantos estadios y ciudades de España, asociado a su nombre, el nombre de Tharsis.


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miércoles, 21 de marzo de 2012

Isabelo : de cumplir el servicio militar a jugar al fútbol .

ISABELO






- Isabelo Ramírez Martín
- Nacido en Tharsis ( Huelva ) , el 18 de Septiembre de 1944
- Lateral derecho - Central
- Equipos : Celta de Vigo \ Recreativo de Huelva \ Racing de Santander \ Sevilla .


- El Real Club Celta asciende a primera en la temporada 1969\70 , y ya en la siguiente temporada , se buscaban refuerzos con la suficiente calidad como para mantener la categoría , Isabelo Ramírez Martín fue uno de ellos . Nacido en Tharsis , localidad de la provincia de Huelva , este lateral derecho con el tiempo se convertiría en central , gracias a su enorme polivalencia y la buena capacidad de adaptación que poseía .
Comenzó jugando como futbolista amateur en el club de su localidad de nacimiento . Hasta que cuando se hallaba realizando el servicio militar , un observador del Recreativo de Huelva recomendó su fichaje al club .

- Debutó en tercera división con el Recreativo onubense , filial del Recreativo de Huelva . Con sólo diez partidos disputados con el equipo de la cantera , Isabelo da el salto al primer equipo para disputar un partido contra el Osasuna en segunda división . Al final de la temporada fue traspasado al Sevilla F.C. , que logró hacerse con sus servicios a pesar de que muchos equipos de España le pretendían , era evidente que todos se habían fijado en el talento del defensor andaluz . Real Madrid , Atlético y Valencia entre otros , fueron los interesados más destacados en el jugador . Aunque también pudo fichar en su momento por el F.C. Barcelona para cubrir la baja de Benitez, o por el Español, terminó recalando en el Sevilla .
Fue en 1970 cuando llegó a Vigo procedente del club de Híspalis , con un Celta recuperado económicamente de una larga crisis y ya en la máxima categoría española . Isabelo vino en calidad de cedido y disputó 17 partidos con el conjunto vigués . Su primer partido fue nada más llegar a Vigo frente al Zaragoza , era la sexta jornada , ya que el jugador aterrizó en nuestra ciudad con la liga ya comenzada . Aquel partido acabó con 0-0 en tierras mañas , comenzó bien defendiendo el área defensiva olívica .
En su única temporada en Vigo , logró junto a sus compañeros que el Celta lograra la sexta posición en la tabla , con la correspondiente clasificación para la Copa de la UEFA que el no pudo jugar al tener que regresar a Sevilla tras su cesión .
Fue un hecho histórico que el Celta se clasificara para el campeonato europeo , ya que nunca lo había conseguido hasta la fecha .
Curiosamente , su último partido con el Real Club Celta , también acabó con empate a cero en la última jornada de liga , frente a la Real Sociedad en Balaídos . Isabelo Ramirez no hizo ningún gol en su etapa como jugador celtiña .

Ya de vuelta en Sevilla , deciden cederlo al Racing de Santander . En tierras cántabras si logra marcar un gol jugando incluso más partidos que en el Celta de Vigo .
Después regresó al Recreativo de Huelva , donde había comenzado su carrera , decidió colgar las botas para más tarde convertirse en entrenador .

Como entrenador , completó 25 años entrenando a las categorías inferiores del Recreativo , Ayamonte , Tharsis , San Roque , La Palma y al Moguer . Después se convirtió, además, en colaborador de programas deportivos de televisiones locales y en la radio .

TRAYECTORIA EN PRIMERA
1966 - 1970: Sevilla CF
1970-71: R.C. Celta de Vigo
1971-72: Sevilla CF
1973-74: Real Racing Club Santander
1978-79 Recreativo de Huelva

Fue dos veces internacional con la selección española B , disputando partidos contra Francia y Luxemburgo en la temporada 1977\78 .
Actualmente preside la Asociación de Veteranos del Recreativo de Huelva.





Datos personales

Nací en el verano de 1962 en Tharsis.Aunque la mayor parte del tiempo la he pasado en esa mina también he vivido en otros lugares de España y Europa. En mi biografía nada reseñable. Nada de lo que sentirme especialmente orgulloso. Soy, eso que se dice, un tipo corriente. Aunque eso sí, debo confesaros que he vivído.