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viernes, 31 de mayo de 2013

PUEBLOS CANSADOS


Hay pueblos
donde parecen llorar desoladas las piedras
Y en donde a los colores
se anudan la pena
y el vergonzoso olvido que proclama el silencio
Son pueblos cansados
que se extinguen derrotados por la calma
y la ausencia de pasos
en donde los olores se pierden
sin destino
en el profundo hueco que cava la nostalgia
Pueblos sin sonrisa
donde la pobreza se derrama espesa
y en cada puerta una telaraña deletrea la palabra
abandono
Lamentos de un corazón antiguo
que sugiere un canto lúgubre
que hoy ensalza el sentimiento de congoja
y embarga el alma
de quien ayer jugo feliz entre sus calles.

lunes, 27 de mayo de 2013

ANOCHECE

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Anochece
todo lo anterior son anhelos pasados
que se prolongan en ésta hora de fuego y de sangre
y nos convoca al tiempo del silencio
La luz se marcha sin llevar nada de lo que trajo
salvo la gloria de las formas
y un sabor amargo de derrota
que sin saberlo me toma de la mano
para un vuelo sin alas ni conciencia
Sólo en el fondo de mis pupilas
persiste el ajetreo de un resplandor que permanece libre
para mirar la suavidad del gesto de una luz postrera
que vacilante asciende entre las sombras
buscando en cada envite la claridad efímera del alma.
 
 

jueves, 23 de mayo de 2013

EL NIÑO MIGUEL, EL GENIO, HA MUERTO.

El 'Niño Miguel', en una imagen reciente. | J. Yáñez
 
 FLAMENCO DE LUTO

Muere el guitarrista Miguel de Vega, 'Niño Miguel', un genio en la sombra que era hijo de 'el Tomate' y tío de 'Tomatito'

'El Niño Miguel', a pesar de la inconstancia de su carrera como consecuencia de la adicción a las drogas y esquizofrenia diagnosticada, estaba considerado como uno de los grandes intérpretes del flamenco

El guitarrista onubense Miguel de Vega 'el Niño Miguel' ha fallecido a primera hora de la tarde a los 61 años en el hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva donde permanecía ingresado desde hacía un mes aquejado de neumonía y problemas intestinales.
El estado de salud del artista empeoró hace unos días por lo que fue trasladado a la Unidad de Cuidados Intensivos donde permanecía sedado, según han informado fuentes próximas a la familia.
'El NiñoMiguel', a pesar de la inconstancia de su carrera como consecuencia de su adicción a las drogas y la esquizofrenia que tenía diagnosticada, estaba considerado como uno de los grandes intérpretes del flamenco y en los años 70 su forma de tocar causó sensación.
Esa adicción fue la que lo llevó a deambular por las calles de la capital onubense, donde era frecuente verlo con su guitarra regalando a los onubenses la belleza y maestría de una música que interpretaba con tan sólo tres cuerdas.
En 2007 se estrenó un documental sobre el flamenco en Huelva (HUELVA FLAMENCA) hecho por Benoît Bodlet y Chechu G.Berlanga donde 'El Niño Miguel' aparece tocando «El Emigrante» y una «Alegría».En el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva en 2009 se estrenó 'La sombra de las cuerdas' dedicado a la figura del Niño MIguel con archivos y entrevistas de Paco de Lucía, Tomatito, Rafael Riqueni, Juan y Pepe Habichuela, Juan Carlos Romero, Enrique Morente, Arcángel, Niño Josele, Antonio Mesa y la familia de Miguel
En el 2010 ingresó en el centro residencial y asistencial Monte Jara, en Tharsis (Huelva) para ser tratado y logró recuperarse, lo que posibilitó que su reincorporación al mundo de la música en noviembre del 2011 con un espectáculo que ofreció en el Teatro Central de Sevilla en el que consiguió colgar el cartel de «no hay billetes».
Saga flamenca
Aprendió a tocar junto a su padre, el también guitarrista español Miguel 'el Tomate' y siendo un niño ya le acompañaba en el canto en tabernas y calles de Huelva; grabó dos discos con Universal, «La guitarra del NiñoMiguel» y «Diferente» (en los estudios PHILIPS donde grababa Paco de Lucía)reeditados en 1999 bajo el título «'Grabaciones históricas. El flamenco es universal. NiñoMiguel».
A la grandeza de sus composiciones de este guitarrista, que en 1973 recibió el premio de honor del 'Concurso Nacional de Guitarra de la Peña' Los Cernícalos de Jerez, han rendido tributo guitarristas como su sobrino 'Tomatito' y Rafael Riqueni.
De su legado musical destacan piezas como el fandango 'Brisas de Huelva' o el vals 'Lamento'.
EFE.
 
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Se apagó el cuerpo del genio onubense de la guitarra flamenca. Miguel Vega de la Cruz, el Niño Miguel (Huelva 27/1/1952-23/5/2013), falleció este jueves a los 61 años en la UCI del Hospital Juan Ramón Jiménez, donde ingresó hace unas semanas aquejado de una grave infección de sangre y problemas intestinales, que se lo han acabado llevando.
Se va el cuerpo del maestro, de la leyenda, del flamenco con mayúsculas, de la sangre del arte, del dolor hecho música, de la improvisación, la sabiduría y el duende.
El hombre que allá por los años 70 se adelantó a su tiempo. En aquella época en la que quizá ni se hablaba de vanguardia, Niño Miguel inventaba con sus manos acariciando la guitarra que siempre fue su compañera. El hombre que, teniendo todo en su mano para haber paseado su esencia por los escenarios de todo el mundo, se acabó conformando con hacer de las calles de Huelva su teatro, su camerino, su refugio... El hombre que de la música de la guitarra hizo metáfora para afrontar sus fantasmas. El hombre que no pudo escapar del infierno de las drogas, lo que unido a su esquizofrenia, hizo el cóctel explosivo para ir muriendo en vida. El genio siempre herido.
Admirado y referencia como pocos, precoz como la genialidad manda, a los 10 años ya manejaba con virtuosismo todos los palos del flamenco. Capaz de adaptar con sus manos flamencas piezas de la música clásica, como ‘Czardas’ de Monti, escrita originalmente para violín y piano.
El genio es revolución. Y él, quizá sin pretenderlo, sólo porque sí, marcó un antes y un después con sus dos únicos discos que sacó al mercado: ‘La Guitarra del Niño Miguel’, 1975, y ‘Diferente’, 1976. Estos trabajos fueron reeditados en 1999 bajo el título ‘Grabaciones históricas. El flamenco es universal. Niño Miguel’.
Del legado de su espíritu hecho música se puede destacar piezas como el fandango ‘Brisas de Huelva’ o el vals ‘Lamento’, transcritas bajo el título ‘Guitarra gitana. El Niño Miguel’. Se apagó el cuerpo del genio. Del hombre rebelde y callejero que aceptó ayuda en en noviembre de 2009, cuando la comunidad flamenca se unió para un concierto homenaje con el que se consiguieron fondos para pagar un tratamiento en el centro residencial y asistencial Monte de Jara de Tharsis. Parecía que renacía, sobretodo cuando en noviembre de 2011 el Teatro Central de Sevilla colgó el cartel de ‘no hay billetes’ para entregarse a su maestría.
Pero este jueves, se apagó su cuerpo. Porque su esencia no muere. Quedará siempre en el recuerdo de todos los onubenses, aquellos que tantas veces asistimos a sus recitales callejeros de cuerdas rotas.
Y en el recuerdo del mundo del flamenco. Ese género al que tanto aportó. Y el quizá nunca le dio importancia. Descanse en paz.
Joaquín Cabanillas, andaluciainformación.es
 
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Miguel Vega Cruz, el Niño Miguel, ha fallecido este jueves en el Hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva, donde ha permanecido ingresado este último mes aquejado de una neumonía agravada por una enfermedad hematológica. Huelva dice así adiós a uno de sus artistas más carismáticos, guitarrista reputado pese a contar con tan sólo dos discos en el mercado
El Niño Miguel, hijo de Miguel El Tomate, inició su carrera en la década de los 70, y pronto destacó como figura prometedora. De hecho, en 1973 obtuvo el premio de honor del Concurso Nacional de Guitarra de la Peña Los Cernícalos de Jerez, y llegó a protagonizar un especial del programa Raíces.
Pero pronto su carrera se torció por culpa de las drogas y el Niño Miguel desapareció de los escenarios. "Se ha creado un mito y a pesar de los pesares ha sido muy respetado. De hecho, los números uno de la guitarra han tenido siempre una opinión maravillosa sobre él y han coincidido al decir que podría haber estado perfectamente entre los dos o tres primeros guitarristas flamencos de España", destacaba esta misma tarde el presidente de la Peña Flamenca de Huelva, donde se ha instalado la capilla ardiente con los restos del artista, Eduardo Garrocho.
Gracias a la intervención de familiares y amigos, el guitarrista pudo ser internado en un centro asistencial hace tres años, experimentando una notable mejoría que incluso posibilitó que, en contadas ocasiones y siempre en eventos de carácter más íntimo –con la excepción del tributo a su figura celebrado en 2011, en el que el Niño Miguel estuvo acompañado por artistas de la talla de José Mercé, Estrella Morente, Pepe de Lucía y Carmen Linares-, volviese a subir al escenario. Pero su delicado estado de salud finalmente ha podido más que los esfuerzos de su entorno por tratar de auparlo de nuevo, y el Niño Miguel ha dicho su último adiós a los 61 años.
"Estamos destrozados, es una gran pérdida, una pena, con lo que hemos luchado por él", ha apuntado Vicente Redondo El Pecas, mientras que el guitarrista Juan Carlos Romero ha señalado que "ese final de Miguel en una residencia, donde ha sido bien tratado, es el símbolo de lo que ha sido su vida, verdaderamente desgraciada. Él tenía más posibilidades de gloria que cualquiera y él ha sufrido una crueldad también mayor".
El alcalde de Huelva, Pedro Rodríguez, también ha lamentado el fallecimiento de Miguel Vega de la Cruz, al que se ha referido como "un genio de la guitarra y un alma libre en la vida". Era "uno de los grandes tocaores del flamenco que aprendió a tocar la guitarra junto a su padre, y siendo un niño, ya acompañaba a las primeras figuras del cante", aunque fue "una estrella fugaz para los escenarios".
 
Diario EL MUNDO.es
 
 
 
 
 
NIÑO MIGUEL: UN GENIO DIFERENTE DEL FLAMENCO.

Miguel Vega de la Cruz tiene 59 años. El pelo canoso, peinado con una raya a la izquierda. Lleva una chaqueta de lana verde que se abrocha con una cremallera y una camisa gruesa de algodón. Con eso, se protege del frío de Tharsis, en la sierra de Huelva, zona minera donde ahora reside. "Lana buena", dice. Miguel mueve inquieto, ágil, los dedos enormes, como si echara algo de menos. Tira al suelo el cigarrillo que se acaba de fumar y dice:
¿Vamos a por la guitarra o qué?
Grabó 19 inmensas canciones en los setenta en dos álbumes distintos
En una sala habilitada para visitas del centro para ancianos en el que pasa los días y las noches, Miguel saca de la funda una guitarra Raimundo. Acerca el oído a la madera barnizada, como si el instrumento fuera un bebé y él debiera acunarlo; así toca Miguel, escuchándose. Fija la vista en las cuerdas, mientras sus dedos y uñas, moradas, extraen un sonido alegre de mil rayos y truenos y centellas.
Miguel guarda la guitarra en su funda. En ella, cual baúl, almacena cinco fotos de sí mismo, de cuando era joven, porque Miguel es aquel Niño Miguel, aquel que grabó 19 inmensas canciones en los años setenta, aquel que era tan bueno que le quitó el hipo a Enrique Morente y se lo quita a Paco de Lucía, aquel que le puso su guitarra en alguna ocasión a la voz de Camarón de la Isla, aquel que, hoy, cuando toca con ganas, suena como un directo en las entrañas.

19 tremendas canciones

Acabó harto de las maneras de las discográficas y se retiró a Huelva
Miguel dio hace unos días en el Teatro Central de Sevilla su primer recital, en el sentido comercial del término, en más de un lustro. Cuentan Benoît Bodlet y Chechu García Berlanga, autores, junto a Annabelle Ameline, del documental La sombra de las cuerdas, premiado en la Mostra de Valencia y que recupera la figura de Miguel, que este firmó en 1974 un contrato por cuatro discos, a razón de uno al año, y que no llegó a grabarlos todos. Hizo dos y comenzó un tercero. 19 tremendas canciones en total, ahora recopiladas en el álbum llamado Diferente.
Miguel, afirman, acabó harto de las maneras de las discográficas, y decidió retirarse a Huelva. De algún modo, renunció a hacer discos, a la fama, a la vida que, por su talento, debía llevar. Y en vez de brillar para la sociedad, como una estrella más, se convirtió en un queridísimo mito local. "Miguel iba a tocar en un especial de Nochevieja, en los setenta, y Valerio Lazarov, que lo dirigía, pretendía que Miguel no se arremangara para tocar, como él quería. Miguel no consintió que le dijeran cómo tocar y no tocó", narran Chechu y Benoît. Anécdotas de este tenor, en busca de un respeto para el flamenco y sus intérpretes, se cuentan también de Camarón. Miguel demandaba una consideración que no encontró en su aventura hacia el estrellato. "A Miguel se lo quiso llevar todo el mundo como guitarrista. Hubo contratos en la mesa, dinero... y él prefirió seguir en Huelva", explican los autores del documental.
El genio de Miguel sólo es (re)conocido por los muy flamencos y, claro, en Huelva, donde se instaló y donde tocó y tocó, dale que te pego, como siempre. "Sólo dejé de tocar en la mili", dice él en Tharsis y tuerce el gesto. "Estuve herido", dice, con una mueca. Y ya está. No le gusta recordar aquello. De su padre, Miguel, el Tomate, aprendió los secretos de la guitarra. "Mi abuelo le enseñó y fíjate lo que salió ahí. Sólo con 20 años, cómo tocaba, cuando ninguno sabíamos", dice en el documental Tomatito, sobrino de Miguel, y guitarrista de cabecera de Camarón. Un día y otro y otro con la guitarra. Enlazaba los días con las noches con el instrumento entre las manos. "Es toda la familia. Son una familia de guitarristas. Lo llevan en la sangre. Es impresionante", afirman Benoît y Chechu.
Su genio sólo es (re)conocido por los muy flamencos y en su ciudad

La leyenda onubense

En Huelva circulan leyendas de todo tipo sobre su vida y sobre su arte, unas cuantas falsas, por supuesto, como todas las leyendas. Pero también hay muchas verdaderas y estas dan cuenta del talento y la generosidad de Miguel, siempre dispuesto a compartir su música y sus cigarrillos, aunque le queden tan sólo un par de ellos. Benoît recuerda una de tantas: "Vino un hippie de Noruega, ya mayor, que cantaba blues. Se encontró con Miguel y con nosotros, y con su inglés, yo guitarrista', decía, empezó a cantar un blues. Y Miguel, con dos cuerdas, punteando. Y el otro flipando: Qué bien, qué bien'. Si llega a saber quién era...". Quién le iba a decir al noruego que ese con el que acababa de tocar, ese hombre que sonaba como una orquesta aun con una guitarra con sólo dos cuerdas, era ese genio diferente del flamenco, a quien los más grandes sitúan en el Olimpo de su arte.

Esquizofrenia

Miguel fue diagnosticado de esquizofrenia, una enfermedad mental que afecta al 0,5% de la población y, luego, cayó en la droga. Vivió a salto de mata en Huelva durante años, tocando para ganarse la vida, en bares, donde podía. Benoît recuerda esta anécdota de aquellos tiempos: "Un día Miguel se presentó en una peña flamenca de Huelva para escuchar, porque a él le gusta escuchar lo que se hace, es su comida flamenca. Y al final de la actuación, Miguel quiso subirse para tocar y empezó a subir, pero se notaba que el público tenía problemas con eso. Y Álvaro Ramos, el guitarrista que me presentó a Miguel, subió al escenario y dijo: Vamos a ver, tenemos aquí al artista, al gran genio, así que por favor, es una oportunidad'. Y ya dijeron: Que se suba". A pesar de episodios más o menos desagradables, Huelva siempre ha querido a Miguel. Todo el mundo lo conoce, todo el mundo transmite su leyenda. Y el que llega nuevo, lo aprende. Cuidado con Miguel, que es un genio de la guitarra. Tocó con Camarón, con Paco de Lucía, escuchan los visitantes. "Miguel no tenía rival, era único. Si Miguel hubiera estado bien, hoy la guitarra flamenca sería distinta", resumen Chechu y Benoît.
Aquellos días son días que ya no volverán, que canta Antonio Vega. Huelva le ha hecho su homenaje, con placa incluida. "Hay que sufrir para estar aquí", dice Miguel y sonríe. En Tharsis, Benoît y Chechu han ido a verlo. Esta vez le han llevado la ropa con la que actuó en Sevilla. Miguel guarda la guitarra en la funda y, paciente, se quita su chaqueta de lana verde y la camisa gruesa de algodón y se prueba dos trajes pantalón y chaqueta grises; otra chaqueta de terciopelo negro con un pañuelo blanco en el bolsillo, a la altura del corazón; una camisa blanca; una corbata color cereza, otra granate, y un cinturón.
Escoge la elegante chaqueta de terciopelo negro, la corbata granate y uno de los pantalones grises, al que hay que arreglar los bajos. No hay problema, en la residencia se lo pueden confeccionar. Con la camisa y el cinturón no hay elección, pero no importa. Miguel desenfunda de nuevo la guitarra y prueba a tocar con la chaqueta de terciopelo. El resultado es bueno. Miguel está convencido, está cómodo. "A ver si me sale", dice, responsabilizado, sobre el recital de Sevilla. Lleva más de un lustro sin subirse a un escenario ante un público que paga una entrada por verle. "La gente es muy exigente", sonríe. "Todo depende de las ganas. A veces te aburres de tocar", agrega. Finalmente, no fue uno de esos días. Salió, tocó y triunfó. El público, que abarrotó el Teatro Central, lo recibió con cariño y lo despidió en pie. Una versión sobrecogedora que está ya colgada en Youtube de la archifamosa Entre dos aguas tuvo la culpa. Al escenario salió finalmente sólo con la camisa blanca. La corbata y la chaqueta de terciopelo se quedaron en el camerino en donde se reunió su familia y donde Miguel fue feliz. Allí escuchó tocar a José, el hijo de Tomatito, a quien animó con un sonoro "¡bien!". Tras el concierto, el mismo Tomatito felicitó a su tío y quiso saber más sobre su arte. Le dijo a Miguel: "Qué bonito ese trémolo que hiciste en la taranta, ¿esto de dónde viene?".

Hay un dios grande

En Tharsis, entre toque (ahora una demoledora minera), cigarrito, y toque (ahora su clásico vals flamenco) Miguel va respondiendo preguntas. "Paquito de Lucía", dice con cariño. "Manolo Sanlúcar también es muy bueno", añade. "Me gustan los tarantos porque las cuerdas vibran al aire", escoge. ¿Qué música escucha? "Flamenco, Beethoven, Mozart, el otro, tóo, tóo", dice. Y, tras un silencio, agrega: "Mi amigo es el mejor" ¿Quién es ese amigo? "El mejor amigo eres tú mismo", ríe Miguel.
¿Es creyente el Niño Miguel? "Claro", responde. Un silencio, y añade, con una sonrisa: "Creo en la gente". Y al rato, remata: "Hay un dios grande, nosotros somos muy pequeñitos". Miguel tiene esa relación especial con lo fugaz y con lo divino que le da un aura por momentos mística e inasible a su toque. Su postura, su silencio, su mirada cuando le busca el envés a las cuerdas parece trasladarle a ese universo en el que habita la inspiración y en el que Miguel parece haber estado de visita tantas veces.
Y, tras fumar otro cigarrillo, ya cansado de la charla, dice, de nuevo: ¿Vamos a por la guitarra o qué?

Raul Bocanegra, en el Diario Público.

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EN ESTE ENLACE PODREIS VER TODO SOBRE EL NIÑO MIGUEL.  
 
DESCANSE EN PAZ
                                                    
                                        

miércoles, 22 de mayo de 2013

SEÑORITA GRAY, DE RAMÓN LLANES.


La señorita Gray tenía las manos tan blancas como el nácar. Presumía siempre de una sonrisa de almidón adornada con sombrero de pluma, velo negro y cara de agradar. Tierna de voz y alma, aconsejaba en las artes de recompensar a los niños que, en la escuela, habían destacado sus esfuerzos. Y todos los años antes de Navidad se subía a la tarima grande de la escuela y derrochaba su inglesa alegría repartiendo cuatro duros por asistencia y diez por aplicación.
Se entretenía libre en los menesteres del maestro y andaba resolviendo carencias cada vez que bajaba a la realidad de la escuela. Miraba con cuidado, hablaba con ternura en la voz y se mostraba cálidamente mística.
A los niños nos gustaba la señorita Gray, la amábamos en nuestros secretos y era unas veces novia, otras madre o abuela y las más, reina protectora de las minas. Por eso la habíamos llegado a mitificar y a quererla. Nadie hablará cosas extrañas de ella, era pulcra, educada, elegante y esbelta. Conservaba en su memoria todos los acontecimientos de la vida nuestra, conocía a todas las familias, sabía los nombres de nuestros padres y su lugar de trabajo, nos acariciaba el pelo con una suavidad inusual y sin saber por qué nos sabía a gloria. No tenía edad, ella era otra de nuestras eterniIntuíamos que vivía en la soledad de sus dominios y que regentaba con predisposición austera todos los movimientos de aquel ensamblaje de pirita y cobre.
Allí estaba siempre para ser consejera o confesora y tuteladora del hemisferio minero. Allí permanecía incluso después de la "huida" de los ingleses testimoniando esa valentía colonial tan esplendorosa que era su mejor orgullo.
Hasta hace poco hemos tenido su vida pero su cuerpo se ha adormecido en nuestra tierra para siempre.
 
Ramón Llánes.
 
En la Junta Vecinal celebrada el día 25 de Abril  en el Ayuntamiento de Tharsis, nuestros representantes locales se mostraron favorables a la propuesta presentada por  la Asociación de Amigos de Tharsis de poner el nombre de Ernesto Deligny al parque situado junto a la corta de Sierra Bullones y el nombre de Señorita Gray al parque que se encuentra frente a la Residencia Montejara. Pensamos que nunca es tarde si la dicha es buena. Por ello, porque nunca es tarde para empezar a reconocer valores positivos y a personajes ilustres que han marcado y marcan el pasado y el presente de Tharsis, creemos acertada la iniciativa y nos felicitamos por el merecido reconocimiento que ha recibido de la entrañable figura de "La Señorita", así como el del fundador del pueblo.
Esperemos que pronto sean adecentados los dos hermosos parques para que puedan ser homenajeados quienes ahora le dan el nombre, y disfrutados plenamente tanto por los tharsileños como por quienes nos visitan. También, personalmente, desearía que fuese el inicio de la dinámica de recuperación y reconocimiento de valores y referentes que el pueblo necesita.

martes, 21 de mayo de 2013

EL EXTASIS DE LA NOVICIA SUIZA












Aquella noche,
mientras mordía su piel febril y enloquecida
con dentelladas tiernas y sin prisas,
bajo la luz más discreta aún de aquella celda,
supe que pronto llegaría una visión de dios
a aquel lugar perdido de nieve y soledad
 donde pecado era el nombre que daban al amor.


De"Bajo la piel y el tiempo".

lunes, 20 de mayo de 2013

AGUAVIEJA, DE RAMÓN LLANES: PUEBLO NUEVO

Acudir a Pueblo Nuevo, en ese paseo ritual de los románticos de los domingos, nos parecía subir a medio cielo. Allí moraban los ingleses en sus casas alineadas, apretadas de tristeza o quizá de un misterio que nunca fuimos capaces de descubrir. Acostumbrados a la desarmonía de nuestros cuarteles, aquello nos descifraba un contorno más homogéneo, más sobrio y estructural. Era enorme nuestra osadía al adentrarnos por la única avenida a pesar de las multiples prohibiciones de paso que nos indicaban los guardas. Nuestra edad no admitía recortes de una libertad tan sana y romántica como para intentar la valentía de subir a Pueblo Nuevo, merodear por las sombras acogedoras de los aromos, penetrar en la visión de la corta del oro y satisfacernos nuestros instintos de rebuscadores juveniles de otras sensaciones distintas de las de abajo. En los senderos de chalets, divisa, oficinas y ermita vieja se nos iva la noción de un tiempo incontrolado intencionadamente. En ese desafío a lo prohibido y en conseguir recorrer todo el paraje sin revocación alguna se conformaba todo nuestro premio, una ilusión ganada, algo así como llegar a la meta y ganar saberes. Al día siguiente entendíamos más de los ingleses aunque jamás lográbamos descubrimientos alentadores debido a los íntimo de la vigencia de tal colonia.
Ahora, en el susurro de la nostalgia, se crece de súbito el respeto por aquella paz medio desconocida y se crece también el amor por la lánguida placidez de aquel paisaje nuestro que disfrutaban los ingleses.

jueves, 16 de mayo de 2013

NOCHE SIN ELLA



 
Pensaba
y entró la noche lentamente
por la puerta entreabierta
 Y se sentó a mi lado
Se acurrucó conmigo como un recién nacido
 y lloró
Lloró con la tristeza de quien se sabe eterna
indestructible
condenada al transitorio renacer continuo que la clava a la vida
y a su cruz fragmentaria
Sus lágrimas
gotas de luna transparentes
agregaban los dones del silencio al imposible olvido
que proclama se belleza sombría
Serenamente se buscó en sus bolsillos
su virginal pañuelo humedecido
y después de secar la fúnebre tristeza de su rostro sin brillo
me besó largamente
con la pureza de los sueños más tristes y malditos
los que te hacen ser el confidente oscuro de una noche preñada que busca compañía.
 
De"Bajo la piel y el tiempo".

martes, 14 de mayo de 2013

LA PELIRROJA QUE ME MONTÓ CUANDO YO HACÍA AUTO-STOP


 
Pasé de la mañana al crepúsculo candente de su pelo.
Debo reconocer que bajé de una nube sin intención
De desbordarme en nuevas manos,
mas la abundancia de argumentos hermosos
me hizo cumplir el rito de aceptar desafíos.
No sé, si como la obligación ineludible del apetito que siento por la carne.
Pasé tan de repente por sus hambrientos brazos
Que fui rayo perdido en la tormenta salvaje de su lecho.
Allí donde el sueño se topa con la aurora
Debí trepar sin  fuerzas por la ansiedad de posturas prohibidas
guardando la ternura detrás de las ojeras.
Puedo decir sin rubor que lo cotidiano se suicidó asustado entre sus piernas.
Sin besos, sin palabras, sin regalar siquiera una caricia.

 De "Bajo la piel y el tiempo".

domingo, 5 de mayo de 2013

UN BREVE RECUERDO DE SAINT-TROPEZ

 


 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Llovía en Saint-Tropez. Era agosto y de noche.
Frente al mar, cuando llueve, no apetece hablar.
Menos aun cuando la compañía son artistas malditos
que consumieron hacía tiempo su cuota de esperanza.
Demasiado tiempo viviendo entre fantasmas
para otra cosa que el dolor o el placer.
Cuando millones de lágrimas caen frente a ti y te sientes solo.
Cuando la nostalgia te acorrala y eres incapaz de acallar
esa voz interior que supura dolor
mejor buscar un bálsamo que sosiegue al demonio o al ángel
que a veces nos domina. Fumar ayuda.
La maría es una dama que sabe acunar la armonía
susurrándole al alma una melancolía embriagante
que te atrae hacia dentro pedazos de un dios complaciente
que te socorre en el mismo borde del abismo.
Era agosto y llovía. Yo tenía veinte años.
Vivía en Saint-Tropez, en una casa frente al mar.
Siempre con los ojos hinchados y el alma distendida.
Intercambiaba más que confidencias con una rubia escultora
recién llegada de Jamaica de la que hoy, sobre todo, recuerdo
sus movimientos lentos, y la pasión extraña
con que insistía en que por detrás y arrodillada.
 
De "Bajo la piel y el tiempo".

Datos personales

Nací en el verano de 1962 en Tharsis.Aunque la mayor parte del tiempo la he pasado en esa mina también he vivido en otros lugares de España y Europa. En mi biografía nada reseñable. Nada de lo que sentirme especialmente orgulloso. Soy, eso que se dice, un tipo corriente. Aunque eso sí, debo confesaros que he vivído.