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lunes, 11 de febrero de 2013

EN LEGÍTIMA DEFENSA

 
 
¡Pasen y vean como el empalmado se la menea!¡A Bárcenas el mago ¡La ministra bigotes! ¡La infanta equilibrista en la cuerda floja! ¡El presidente sobrecogedor! ¡Rato el malabarista!¡Los payasos Blanco y Puyol ¡El más difícil todavía de los EREs y el Gurtel !A González el domador de linces! ¡A los jueces títeres! ¡Al rey bunga-bunga!

¡Pasen y vean el mayor espectáculo del mundo!. ¡En vivo!, ¡Sin trampa ni cartón¡

A fuerza de vivir en este circo de maleantes he aprendido que hay que tener cuidado cuando nos hacen mirar a la derecha, porque el trilero la colará por la izquierda. Que, cuando nos tocan en el hombro izquierdo, el mangante robará la cartera por la derecha. Así que ahora que tanto insisten en mantenernos mirando hacia arriba, me temo que es para que no veamos lo que pasa por debajo. Es el viejo truco de la distracción tan utilizado por toda clase de sinvergüenzas sin oficio ni beneficio que antes repartía su tiempo entre dar sablazos a pobres incautos y en correr de la policía, y que ahora ejercitan su talento instalados en cómodos despachos en donde tienen en sus manos la vida de los incautos, además del control de la policía. Más sofisticado pero es lo mismo. El asunto es engañar a la víctima para ponerle las banderillas.

No sé, pero me da que lo que estos modernos trileros quieren hacernos creer que el problema de España se soluciona quitando las manzanas podridas que se encuentran en las ramas más altas cuando en realidad la enfermedad, lo que constituye la fuente de su negocio, tiene su origen en la raíz. A lo mejor, con eso de "cuatro golfos son los responsables" lo que pretenden es desviar la atención del asunto principal: que el pacto social que hicimos los españoles, el que hacía de soporte al Estado civil y aseguraba la convivencia pacífica ha sido sistemáticamente violado por quienes tenían que defenderlo. Por ellos, por la clase política. Tanto, que ha terminado por romperse. Y éste es el problema: que entre el modelo de democracia totalitaria con el que querían perpetuarse unos, y de democracia (neo) liberal que quieren imponernos los otros, se ha dado con un extraño híbrido que se devora tanto a sí mismo, como a todas las cláusulas del contrato social que protegía a los ciudadanos y mantenía la cohesión social de éste país.

Decir hoy que la soberanía reside en el pueblo es una majadería que nadie con dos dedos de frente puede creerse. Salvo un día cada cuatro años - y gracias a los métodos de condicionamiento eso también es cuestionable-, estamos en manos de un engendro resultado del apareamiento de oligarquías de diferentes naturalezas (financiera y política) pero comunes intereses, que ha usurpado la soberanía al pueblo, y que tiene como único objetivo la conquista y el sometimiento del Estado y de los ciudadanos.

Sí, como parece, lo único que nos queda es la obligación de obedecer, eso significa que quien nos gobierna es un tirano que sólo nos impone. Y, aunque haya salido de las urnas, si lo que impone son los intereses particulares del engendro que devora uno a uno todos los derechos sociales e incluso la libertad, y que además lo impone por la fuerza de las porras, de las amenazas y de las multas disuasorias, más que un gobierno legítimo que vela por el interés general, estamos ante un enemigo del que hay que defenderse.

Aquí sólo queda el recurso de la desobediencia civil y la lucha contundente en las calles. ¿Por capricho? No. Como última opción, amparados en el derecho universal a la legítima defensa.

El circo que tienen montado pretende entretenernos descargando el peso de la corrupción sobre los hombros de "cuatro golfos" mientras se consuma la tragedia y el saqueo de España. A mí, la verdad, no me preocupan tanto los payasos, los ilusionistas o las fieras como la indiferencia de la inmensa mayoría del público asistente. Saberme parte de un rebaño que espera ser comido sin ni siquiera tener el valor de defenderse.

 

 

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Datos personales

Nací en el verano de 1962 en Tharsis.Aunque la mayor parte del tiempo la he pasado en esa mina también he vivido en otros lugares de España y Europa. En mi biografía nada reseñable. Nada de lo que sentirme especialmente orgulloso. Soy, eso que se dice, un tipo corriente. Aunque eso sí, debo confesaros que he vivído.