Me alegra que estés aquí. Mira por donde otro Blog, otra botella flotando a la deriva en el océano de internet. Y como aquella, sin saber si llegará a algún sitio habitado o se perderá para siempre. Ignoro si interesará el humilde mensaje que pueda poner en su interior.Ya veremos. Aquí comienzo el juego de poner en palabras esas cosas que vagan por mi cabeza en forma de ideas o de recuerdos. De mostrar aquellos textos propios o ajenos que me fueron formando, y que quiero compartir contigo.
'El Niño Miguel', a pesar de la inconstancia de su carrera como consecuencia de la adicción a las drogas y esquizofrenia diagnosticada, estaba considerado como uno de los grandes intérpretes del flamenco
Grabó dos discos con Universal, «La guitarra del Niño Miguel» y «Diferente»
El guitarrista onubense Miguel de Vega 'el Niño Miguel' ha fallecido a primera hora de la tarde a los 61 años en el hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva donde permanecía ingresado desde hacía un mes aquejado de neumonía y problemas intestinales.
El estado de salud del artista empeoró hace unos días por lo que fue trasladado a la Unidad de Cuidados Intensivos donde permanecía sedado, según han informado fuentes próximas a la familia.
'El NiñoMiguel', a pesar de la inconstancia de su carrera como consecuencia de su adicción a las drogas y la esquizofrenia que tenía diagnosticada, estaba considerado como uno de los grandes intérpretes del flamenco y en los años 70 su forma de tocar causó sensación.
Esa adicción fue la que lo llevó a deambular por las calles de la capital onubense, donde era frecuente verlo con su guitarra regalando a los onubenses la belleza y maestría de una música que interpretaba con tan sólo tres cuerdas.
En 2007 se estrenó un documental sobre el flamenco en Huelva (HUELVA FLAMENCA) hecho por Benoît Bodlet y Chechu G.Berlanga donde 'El Niño Miguel' aparece tocando «El Emigrante» y una «Alegría».En el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva en 2009 se estrenó 'La sombra de las cuerdas' dedicado a la figura del Niño MIguel con archivos y entrevistas de Paco de Lucía, Tomatito, Rafael Riqueni, Juan y Pepe Habichuela, Juan Carlos Romero, Enrique Morente, Arcángel, Niño Josele, Antonio Mesa y la familia de Miguel
En el 2010 ingresó en el centro residencial y asistencial Monte Jara, en Tharsis (Huelva) para ser tratado y logró recuperarse, lo que posibilitó que su reincorporación al mundo de la música en noviembre del 2011 con un espectáculo que ofreció en el Teatro Central de Sevilla en el que consiguió colgar el cartel de «no hay billetes».
Saga flamenca
Aprendió a tocar junto a su padre, el también guitarrista español Miguel 'el Tomate' y siendo un niño ya le acompañaba en el canto en tabernas y calles de Huelva; grabó dos discos con Universal, «La guitarra del NiñoMiguel» y «Diferente» (en los estudios PHILIPS donde grababa Paco de Lucía)reeditados en 1999 bajo el título «'Grabaciones históricas. El flamenco es universal. NiñoMiguel».
A la grandeza de sus composiciones de este guitarrista, que en 1973 recibió el premio de honor del 'Concurso Nacional de Guitarra de la Peña' Los Cernícalos de Jerez, han rendido tributo guitarristas como su sobrino 'Tomatito' y Rafael Riqueni.
De su legado musical destacan piezas como el fandango 'Brisas de Huelva' o el vals 'Lamento'.
Se apagó el cuerpo del genio onubense de la guitarra flamenca. Miguel Vega de la Cruz, el Niño Miguel (Huelva 27/1/1952-23/5/2013), falleció este jueves a los 61 años en la UCI del Hospital Juan Ramón Jiménez, donde ingresó hace unas semanas aquejado de una grave infección de sangre y problemas intestinales, que se lo han acabado llevando.
Se va el cuerpo del maestro, de la leyenda, del flamenco con mayúsculas, de la sangre del arte, del dolor hecho música, de la improvisación, la sabiduría y el duende.
El hombre que allá por los años 70 se adelantó a su tiempo. En aquella época en la que quizá ni se hablaba de vanguardia, Niño Miguel inventaba con sus manos acariciando la guitarra que siempre fue su compañera. El hombre que, teniendo todo en su mano para haber paseado su esencia por los escenarios de todo el mundo, se acabó conformando con hacer de las calles de Huelva su teatro, su camerino, su refugio... El hombre que de la música de la guitarra hizo metáfora para afrontar sus fantasmas. El hombre que no pudo escapar del infierno de las drogas, lo que unido a su esquizofrenia, hizo el cóctel explosivo para ir muriendo en vida. El genio siempre herido.
Admirado y referencia como pocos, precoz como la genialidad manda, a los 10 años ya manejaba con virtuosismo todos los palos del flamenco. Capaz de adaptar con sus manos flamencas piezas de la música clásica, como ‘Czardas’ de Monti, escrita originalmente para violín y piano.
El genio es revolución. Y él, quizá sin pretenderlo, sólo porque sí, marcó un antes y un después con sus dos únicos discos que sacó al mercado: ‘La Guitarra del Niño Miguel’, 1975, y ‘Diferente’, 1976. Estos trabajos fueron reeditados en 1999 bajo el título ‘Grabaciones históricas. El flamenco es universal. Niño Miguel’.
Del legado de su espíritu hecho música se puede destacar piezas como el fandango ‘Brisas de Huelva’ o el vals ‘Lamento’, transcritas bajo el título ‘Guitarra gitana. El Niño Miguel’. Se apagó el cuerpo del genio. Del hombre rebelde y callejero que aceptó ayuda en en noviembre de 2009, cuando la comunidad flamenca se unió para un concierto homenaje con el que se consiguieron fondos para pagar un tratamiento en el centro residencial y asistencial Monte de Jara de Tharsis. Parecía que renacía, sobretodo cuando en noviembre de 2011 el Teatro Central de Sevilla colgó el cartel de ‘no hay billetes’ para entregarse a su maestría.
Pero este jueves, se apagó su cuerpo. Porque su esencia no muere. Quedará siempre en el recuerdo de todos los onubenses, aquellos que tantas veces asistimos a sus recitales callejeros de cuerdas rotas.
Y en el recuerdo del mundo del flamenco. Ese género al que tanto aportó. Y el quizá nunca le dio importancia. Descanse en paz. Joaquín Cabanillas, andaluciainformación.es
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Miguel Vega Cruz, el Niño Miguel, ha fallecido este jueves en el Hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva, donde ha permanecido ingresado este último mes aquejado de una neumonía agravada por una enfermedad hematológica. Huelva dice así adiós a uno de sus artistas más carismáticos, guitarrista reputado pese a contar con tan sólo dos discos en el mercado
El Niño Miguel, hijo de Miguel El Tomate, inició su carrera en la década de los 70, y pronto destacó como figura prometedora. De hecho, en 1973 obtuvo el premio de honor del Concurso Nacional de Guitarra de la Peña Los Cernícalos de Jerez, y llegó a protagonizar un especial del programa Raíces.
Pero pronto su carrera se torció por culpa de las drogas y el Niño Miguel desapareció de los escenarios. "Se ha creado un mito y a pesar de los pesares ha sido muy respetado. De hecho, los números uno de la guitarra han tenido siempre una opinión maravillosa sobre él y han coincidido al decir que podría haber estado perfectamente entre los dos o tres primeros guitarristas flamencos de España", destacaba esta misma tarde el presidente de la Peña Flamenca de Huelva, donde se ha instalado la capilla ardiente con los restos del artista, Eduardo Garrocho.
Gracias a la intervención de familiares y amigos, el guitarrista pudo ser internado en un centro asistencial hace tres años, experimentando una notable mejoría que incluso posibilitó que, en contadas ocasiones y siempre en eventos de carácter más íntimo –con la excepción del tributo a su figura celebrado en 2011, en el que el Niño Miguel estuvo acompañado por artistas de la talla de José Mercé, Estrella Morente, Pepe de Lucía y Carmen Linares-, volviese a subir al escenario. Pero su delicado estado de salud finalmente ha podido más que los esfuerzos de su entorno por tratar de auparlo de nuevo, y el Niño Miguel ha dicho su último adiós a los 61 años.
"Estamos destrozados, es una gran pérdida, una pena, con lo que hemos luchado por él", ha apuntado Vicente Redondo El Pecas, mientras que el guitarrista Juan Carlos Romero ha señalado que "ese final de Miguel en una residencia, donde ha sido bien tratado, es el símbolo de lo que ha sido su vida, verdaderamente desgraciada. Él tenía más posibilidades de gloria que cualquiera y él ha sufrido una crueldad también mayor".
El alcalde de Huelva, Pedro Rodríguez, también ha lamentado el fallecimiento de Miguel Vega de la Cruz, al que se ha referido como "un genio de la guitarra y un alma libre en la vida". Era "uno de los grandes tocaores del flamenco que aprendió a tocar la guitarra junto a su padre, y siendo un niño, ya acompañaba a las primeras figuras del cante", aunque fue "una estrella fugaz para los escenarios".
Diario EL MUNDO.es
NIÑO MIGUEL: UN GENIO DIFERENTE DEL FLAMENCO.
Miguel Vega de la Cruz tiene 59 años. El pelo canoso, peinado con una raya a la izquierda. Lleva una chaqueta de lana verde que se abrocha con una cremallera y una camisa gruesa de algodón. Con eso, se protege del frío de Tharsis, en la sierra de Huelva, zona minera donde ahora reside. "Lana buena", dice. Miguel mueve inquieto, ágil, los dedos enormes, como si echara algo de menos. Tira al suelo el cigarrillo que se acaba de fumar y dice:
¿Vamos a por la guitarra o qué?
Grabó 19 inmensas canciones en los setenta en dos álbumes distintos
En una sala habilitada para visitas del centro para ancianos en el que pasa los días y las noches, Miguel saca de la funda una guitarra Raimundo. Acerca el oído a la madera barnizada, como si el instrumento fuera un bebé y él debiera acunarlo; así toca Miguel, escuchándose. Fija la vista en las cuerdas, mientras sus dedos y uñas, moradas, extraen un sonido alegre de mil rayos y truenos y centellas.
Miguel guarda la guitarra en su funda. En ella, cual baúl, almacena cinco fotos de sí mismo, de cuando era joven, porque Miguel es aquel Niño Miguel, aquel que grabó 19 inmensas canciones en los años setenta, aquel que era tan bueno que le quitó el hipo a Enrique Morente y se lo quita a Paco de Lucía, aquel que le puso su guitarra en alguna ocasión a la voz de Camarón de la Isla, aquel que, hoy, cuando toca con ganas, suena como un directo en las entrañas.
19 tremendas canciones
Acabó harto de las maneras de las discográficas y se retiró a Huelva
Miguel dio hace unos días en el Teatro Central de Sevilla su primer recital, en el sentido comercial del término, en más de un lustro. Cuentan Benoît Bodlet y Chechu García Berlanga, autores, junto a Annabelle Ameline, del documental La sombra de las cuerdas, premiado en la Mostra de Valencia y que recupera la figura de Miguel, que este firmó en 1974 un contrato por cuatro discos, a razón de uno al año, y que no llegó a grabarlos todos. Hizo dos y comenzó un tercero. 19 tremendas canciones en total, ahora recopiladas en el álbum llamado Diferente.
Miguel, afirman, acabó harto de las maneras de las discográficas, y decidió retirarse a Huelva. De algún modo, renunció a hacer discos, a la fama, a la vida que, por su talento, debía llevar. Y en vez de brillar para la sociedad, como una estrella más, se convirtió en un queridísimo mito local. "Miguel iba a tocar en un especial de Nochevieja, en los setenta, y Valerio Lazarov, que lo dirigía, pretendía que Miguel no se arremangara para tocar, como él quería. Miguel no consintió que le dijeran cómo tocar y no tocó", narran Chechu y Benoît. Anécdotas de este tenor, en busca de un respeto para el flamenco y sus intérpretes, se cuentan también de Camarón. Miguel demandaba una consideración que no encontró en su aventura hacia el estrellato. "A Miguel se lo quiso llevar todo el mundo como guitarrista. Hubo contratos en la mesa, dinero... y él prefirió seguir en Huelva", explican los autores del documental.
El genio de Miguel sólo es (re)conocido por los muy flamencos y, claro, en Huelva, donde se instaló y donde tocó y tocó, dale que te pego, como siempre. "Sólo dejé de tocar en la mili", dice él en Tharsis y tuerce el gesto. "Estuve herido", dice, con una mueca. Y ya está. No le gusta recordar aquello. De su padre, Miguel, elTomate, aprendió los secretos de la guitarra. "Mi abuelo le enseñó y fíjate lo que salió ahí. Sólo con 20 años, cómo tocaba, cuando ninguno sabíamos", dice en el documental Tomatito, sobrino de Miguel, y guitarrista de cabecera de Camarón. Un día y otro y otro con la guitarra. Enlazaba los días con las noches con el instrumento entre las manos. "Es toda la familia. Son una familia de guitarristas. Lo llevan en la sangre. Es impresionante", afirman Benoît y Chechu.
Su genio sólo es (re)conocido por los muy flamencos y en su ciudad
La leyenda onubense
En Huelva circulan leyendas de todo tipo sobre su vida y sobre su arte, unas cuantas falsas, por supuesto, como todas las leyendas. Pero también hay muchas verdaderas y estas dan cuenta del talento y la generosidad de Miguel, siempre dispuesto a compartir su música y sus cigarrillos, aunque le queden tan sólo un par de ellos. Benoît recuerda una de tantas: "Vino un hippie de Noruega, ya mayor, que cantaba blues. Se encontró con Miguel y con nosotros, y con su inglés, yo guitarrista', decía, empezó a cantar un blues. Y Miguel, con dos cuerdas, punteando. Y el otro flipando: Qué bien, qué bien'. Si llega a saber quién era...". Quién le iba a decir al noruego que ese con el que acababa de tocar, ese hombre que sonaba como una orquesta aun con una guitarra con sólo dos cuerdas, era ese genio diferente del flamenco, a quien los más grandes sitúan en el Olimpo de su arte.
Esquizofrenia
Miguel fue diagnosticado de esquizofrenia, una enfermedad mental que afecta al 0,5% de la población y, luego, cayó en la droga. Vivió a salto de mata en Huelva durante años, tocando para ganarse la vida, en bares, donde podía. Benoît recuerda esta anécdota de aquellos tiempos: "Un día Miguel se presentó en una peña flamenca de Huelva para escuchar, porque a él le gusta escuchar lo que se hace, es su comida flamenca. Y al final de la actuación, Miguel quiso subirse para tocar y empezó a subir, pero se notaba que el público tenía problemas con eso. Y Álvaro Ramos, el guitarrista que me presentó a Miguel, subió al escenario y dijo: Vamos a ver, tenemos aquí al artista, al gran genio, así que por favor, es una oportunidad'. Y ya dijeron: Que se suba". A pesar de episodios más o menos desagradables, Huelva siempre ha querido a Miguel. Todo el mundo lo conoce, todo el mundo transmite su leyenda. Y el que llega nuevo, lo aprende. Cuidado con Miguel, que es un genio de la guitarra. Tocó con Camarón, con Paco de Lucía, escuchan los visitantes. "Miguel no tenía rival, era único. Si Miguel hubiera estado bien, hoy la guitarra flamenca sería distinta", resumen Chechu y Benoît.
Aquellos días son días que ya no volverán, que canta Antonio Vega. Huelva le ha hecho su homenaje, con placa incluida. "Hay que sufrir para estar aquí", dice Miguel y sonríe. En Tharsis, Benoît y Chechu han ido a verlo. Esta vez le han llevado la ropa con la que actuó en Sevilla. Miguel guarda la guitarra en la funda y, paciente, se quita su chaqueta de lana verde y la camisa gruesa de algodón y se prueba dos trajes pantalón y chaqueta grises; otra chaqueta de terciopelo negro con un pañuelo blanco en el bolsillo, a la altura del corazón; una camisa blanca; una corbata color cereza, otra granate, y un cinturón.
Escoge la elegante chaqueta de terciopelo negro, la corbata granate y uno de los pantalones grises, al que hay que arreglar los bajos. No hay problema, en la residencia se lo pueden confeccionar. Con la camisa y el cinturón no hay elección, pero no importa. Miguel desenfunda de nuevo la guitarra y prueba a tocar con la chaqueta de terciopelo. El resultado es bueno. Miguel está convencido, está cómodo. "A ver si me sale", dice, responsabilizado, sobre el recital de Sevilla. Lleva más de un lustro sin subirse a un escenario ante un público que paga una entrada por verle. "La gente es muy exigente", sonríe. "Todo depende de las ganas. A veces te aburres de tocar", agrega. Finalmente, no fue uno de esos días. Salió, tocó y triunfó. El público, que abarrotó el Teatro Central, lo recibió con cariño y lo despidió en pie. Una versión sobrecogedora que está ya colgada en Youtube de la archifamosa Entre dos aguas tuvo la culpa. Al escenario salió finalmente sólo con la camisa blanca. La corbata y la chaqueta de terciopelo se quedaron en el camerino en donde se reunió su familia y donde Miguel fue feliz. Allí escuchó tocar a José, el hijo de Tomatito, a quien animó con un sonoro "¡bien!". Tras el concierto, el mismo Tomatito felicitó a su tío y quiso saber más sobre su arte. Le dijo a Miguel: "Qué bonito ese trémolo que hiciste en la taranta, ¿esto de dónde viene?".
Hay un dios grande
En Tharsis, entre toque (ahora una demoledora minera), cigarrito, y toque (ahora su clásico vals flamenco) Miguel va respondiendo preguntas. "Paquito de Lucía", dice con cariño. "Manolo Sanlúcar también es muy bueno", añade. "Me gustan los tarantos porque las cuerdas vibran al aire", escoge. ¿Qué música escucha? "Flamenco, Beethoven, Mozart, el otro, tóo, tóo", dice. Y, tras un silencio, agrega: "Mi amigo es el mejor" ¿Quién es ese amigo? "El mejor amigo eres tú mismo", ríe Miguel.
¿Es creyente el Niño Miguel? "Claro", responde. Un silencio, y añade, con una sonrisa: "Creo en la gente". Y al rato, remata: "Hay un dios grande, nosotros somos muy pequeñitos". Miguel tiene esa relación especial con lo fugaz y con lo divino que le da un aura por momentos mística e inasible a su toque. Su postura, su silencio, su mirada cuando le busca el envés a las cuerdas parece trasladarle a ese universo en el que habita la inspiración y en el que Miguel parece haber estado de visita tantas veces.
Y, tras fumar otro cigarrillo, ya cansado de la charla, dice, de nuevo: ¿Vamos a por la guitarra o qué?
Raul Bocanegra, en el Diario Público.
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EN ESTE ENLACE PODREIS VER TODO SOBRE EL NIÑO MIGUEL.
La señorita Gray tenía las manos tan blancas como el nácar. Presumía siempre de una sonrisa de almidón adornada con sombrero de pluma, velo negro y cara de agradar. Tierna de voz y alma, aconsejaba en las artes de recompensar a los niños que, en la escuela, habían destacado sus esfuerzos. Y todos los años antes de Navidad se subía a la tarima grande de la escuela y derrochaba su inglesa alegría repartiendo cuatro duros por asistencia y diez por aplicación.
Se entretenía libre en los menesteres del maestro y andaba resolviendo carencias cada vez que bajaba a la realidad de la escuela. Miraba con cuidado, hablaba con ternura en la voz y se mostraba cálidamente mística.
A los niños nos gustaba la señorita Gray, la amábamos en nuestros secretos y era unas veces novia, otras madre o abuela y las más, reina protectora de las minas. Por eso la habíamos llegado a mitificar y a quererla. Nadie hablará cosas extrañas de ella, era pulcra, educada, elegante y esbelta. Conservaba en su memoria todos los acontecimientos de la vida nuestra, conocía a todas las familias, sabía los nombres de nuestros padres y su lugar de trabajo, nos acariciaba el pelo con una suavidad inusual y sin saber por qué nos sabía a gloria. No tenía edad, ella era otra de nuestras eterniIntuíamos que vivía en la soledad de sus dominios y que regentaba con predisposición austera todos los movimientos de aquel ensamblaje de pirita y cobre.
Allí estaba siempre para ser consejera o confesora y tuteladora del hemisferio minero. Allí permanecía incluso después de la "huida" de los ingleses testimoniando esa valentía colonial tan esplendorosa que era su mejor orgullo.
Hasta hace poco hemos tenido su vida pero su cuerpo se ha adormecido en nuestra tierra para siempre.
Ramón Llánes.
En la Junta Vecinal celebrada el día 25 de Abril en el Ayuntamiento de Tharsis, nuestros representantes locales se mostraron favorables a la propuesta presentada por la Asociación de Amigos de Tharsis de poner el nombre de Ernesto Deligny al parque situado junto a la corta de Sierra Bullones y el nombre de Señorita Gray al parque que se encuentra frente a la Residencia Montejara. Pensamos que nunca es tarde si la dicha es buena. Por ello, porque nunca es tarde para empezar a reconocer valores positivos y a personajes ilustres que han marcado y marcan el pasado y el presente de Tharsis, creemos acertada la iniciativa y nos felicitamos por el merecido reconocimiento que ha recibido de la entrañable figura de "La Señorita", así como el del fundador del pueblo.
Esperemos que pronto sean adecentados los dos hermosos parques para que puedan ser homenajeados quienes ahora le dan el nombre, y disfrutados plenamente tanto por los tharsileños como por quienes nos visitan. También, personalmente, desearía que fuese el inicio de la dinámica de recuperación y reconocimiento de valores y referentes que el pueblo necesita.
Acudir a Pueblo Nuevo, en ese paseo ritual de los románticos de los domingos, nos parecía subir a medio cielo. Allí moraban los ingleses en sus casas alineadas, apretadas de tristeza o quizá de un misterio que nunca fuimos capaces de descubrir. Acostumbrados a la desarmonía de nuestros cuarteles, aquello nos descifraba un contorno más homogéneo, más sobrio y estructural. Era enorme nuestra osadía al adentrarnos por la única avenida a pesar de las multiples prohibiciones de paso que nos indicaban los guardas. Nuestra edad no admitía recortes de una libertad tan sana y romántica como para intentar la valentía de subir a Pueblo Nuevo, merodear por las sombras acogedoras de los aromos, penetrar en la visión de la corta del oro y satisfacernos nuestros instintos de rebuscadores juveniles de otras sensaciones distintas de las de abajo. En los senderos de chalets, divisa, oficinas y ermita vieja se nos iva la noción de un tiempo incontrolado intencionadamente. En ese desafío a lo prohibido y en conseguir recorrer todo el paraje sin revocación alguna se conformaba todo nuestro premio, una ilusión ganada, algo así como llegar a la meta y ganar saberes. Al día siguiente entendíamos más de los ingleses aunque jamás lográbamos descubrimientos alentadores debido a los íntimo de la vigencia de tal colonia.
Ahora, en el susurro de la nostalgia, se crece de súbito el respeto por aquella paz medio desconocida y se crece también el amor por la lánguida placidez de aquel paisaje nuestro que disfrutaban los ingleses.
Durante estos días han ocurrido
cosas que con diferente naturaleza y grado de interés
merecen ser atendidas. Algunas son triviales, otras sin embargo son de una
abrumadora trascendencia. A la primera categoría pertenece, por ejemplo, que
varios amigos me hayan abordado para
pedir que reconsidere el no permitir comentarios anónimos en el blog. Con diferentes
argumentos, pero todos con idéntico interés en poder ejercer el derecho a la crítica sin correr el peligro de pasar a formar parte de la temida lista
negra que marca la política de empleo del ayuntamiento de Tharsis. Aunque no me guste que
haya que recurrir al anonimato para expresar libremente las opiniones reconozco la
realidad, y entiendo que decir lo que se piensa, si no es para aplaudir y
adular, entraña riesgos. Por
eso, y para no extenderme más con este asunto diré que vale; que, aunque habrá que mantener algún filtro para evitar que aparezcan los insultos que son el principal argumento de algunos doy marcha atrás.Así pues, se podrá seguir opinando de forma
anónima en este humilde blog como solución para dar voz a quienes viven
silenciados por la mordaza que imponen las circunstancias. Dejémoslo ahí. Comparado con la que nos está
cayendo, permitir o no el anonimato en un blog es un asunto menor- por no decir ridículo- en el que no
quiero ahondar y al que no quisiera tener que dedicar ni una sola línea
más en el futuro.
Otra cosa que sí es realmente trascendente, y que merece la atención de todos, es el mazazo que ha supuesto la constatación en números de la tragedia que
padecemos en España. El sangrante dato revelado por la EPA (Encuesta de Población Activa) es que
6.202.700 personas, es decir, el 27´16 % de la población activa de éste país
nos encontramos desempleados. Cifra que hay que elevar al 40´67% al hablar de Huelva o al 36´87 % si queremos centrarnos en Andalucía. Si a ésta bomba de relojería se le añade los niveles de corrupción generalizada que afecta a todas las instituciones del estado, la desesperación de casi 2 millones de hogares sin ingresos, los casi otros tantos desahuciados de sus viviendas, el aumento de la pobreza y de la exclusión social y a todo eso se le suman las cifras de fracaso escolar, del consumo de drogas y alcohol, del paro juvenil, del aumento de las conductas violentas o de aumento del racismo y la xenofobia, el coctel es letal para cualquier sociedad. Es como si España se hubiese ido definitivamente al garete y sobrevuele sobre nuestras cabezas la amenaza
de una de esas grandes catástrofes que por
su magnitud recorre las portadas de todos los noticiarios del mundo . Algo
parecido a lo que ocurriría si padeciésemos un tsunami que arrasara a las Islas
Canarias, un terremoto de intensidad no conocida que devastara el sur de
España, un enorme accidente nuclear que hiciese pequeño al de Fujiyama, o la
invasión de un ejército empeñado en someternos al precio que sea como
pieza fundamental para la construcción de un nuevo Orden Mundial, pongamos por
caso. La cuestión es que mientras que en alguna de estas tragedias nuestras posibles
estrategias de salvación serían huir, someterse o defenderse, ante lo que
lo que estamos viendo que se prepara en España, pese a no ser una catástrofe natural sino que atiende a decisiones tomadas por personas, solo parece caber la opción de correr
desesperadamente lejos de la zona de devastación. Ya no se trata de determinar si la culpa es de unos u otros, ni si la ciudadanía se
toma las cosas de esta manera o de aquella. Llegados a este punto, lo que sí parece claro es que el tiempo se agota
y hay que tomar decisiones. Por coherencia y por si acaso algún visitante de blog puede estar interesado informo que mi casa, de 150 metros cuadros habitables sobre una
parcela de 280 en el bonito pueblo de Tharsis; con garaje, terraza transitable, solarium y espacio para piscina; a 30 minutos de las playas, la Sierra, Huelva y Portugal la
tengo en venta. Sólo por 100.000 euros que no me importa que sean
blancos, negros, rojos o verdes la puede comprar quienquiera ya sea para vivir, pasar las vacaciones, como piso patera, montar un negocio lícito o ilícito, dedicarlo a edificio municipal para cubrir las necesidades de los jóvenes o para lo que le venga en gana, que ese problema no es el mío.
Lo que sí quisiera es tener cuanto antes el pasaporte que nos aleje de la república bananera en la que hemos convertido a este país gracias a estar 35 años mirando para otro lado.
Por algún motivo que seguramente tiene que ver con algunos comentarios que aparecen en la entrada "Dibujo para la reflexion", y que en mi humilde opinión se refieren de una manera un poco inconsciente, cuando no abiertamente al nazismo, me ha venido a la memoria la escritora y compositora checa Ilse Weber . Concretamente, ha llamado insistentemente a mi memoria un poema que llegó a mis manos de manera absolutamente casual apenas unos días después de haber visitado el campo de concentración de Stutthof , cerca de la ciudad polaca de Gdansk; razón por lo que me mostraba especialmente sensible a todo lo concerniente a la barbarie que supuso el holocausto nazi . Ese poema, que puso en mi camino a un amigo de origen judío y perfecto español con el que un día compartí asiento en un autobús de vuelta del campo de concentración en donde pasó algunos años de su juventud, se titulaba LIBERTAD PEQUEÑA y, seguramente, no es el más grande poema jamás escrito sobre lo que fueron los primeros pasos del nazismo. Pero, para quien todavía era golpeado por el recuerdo de aquellos verdes prados que desde la ventana de los barracones de los prisioneros se podían ver como un sueño imposible de vida y libertad; para quien acababa de estar ante un horno crematorio y en una cámara de gas en donde perdieron la vida tantos seres humanos víctimas inocentes del odio y la intolerancia, supuso recibir una sucesión de fuertes emociones que estos días he rememorado con dolor. El poema, además de dar nombre a la presente entrada, me gustaría que sirviera para pediros, a todos, una reflexión sosegada sobre las cosas que, en uno u otro sentido, están expresando algunos. Hay que dejar claro que el blog es para mí. Si lo abro al público, como mucho, puede servir como lugar de encuentro para un debate de ideas; como foro donde expresarse libremente sobre las diversas cuestiones que puedan surgir. Pero, siempre, desde el respeto tanto en el fondo como en la forma a quienes mantienen opiniones diferentes a las que podamos tener cada uno de nosotros . Nunca como fuente generadora de conflictos entre vecinos ni como cruce de insultos ni agravios indiscriminados bajo la máscara y la cobarde impunidad que aporta el anonimato. Siento decir que eso no puedo permitirlo. Conmigo que no cuenten quienes quieran utilizar mi espacio para otra cosa que no sea la paz, la tolerancia, la libertad y la concordia. Así pues, como creo inútil profundizar en la polémica cuando tenemos por delante la ardua tarea de construir un pueblo de personas para la vida, a partir de ahora los pequeños aprendices de Goebbels que lamentablemente tenemos que padecer de vez en cuando, y algunos otros profesionales de la crispación, tendrán que buscar otra tribuna que les sea favorable para expandir su odio de forma anónima. Bienvenidos sean todos los demás. Principalmente, aquellos que estén dispuestos a evitar que Tharsis se vea convertido con el paso del tiempo en un gueto en el que "suplicar con los ojos un poco de pan", bajo la atenta mirada del vigía . Así que ya sabéis, a partir de aquí también se podrán seguir diciendo en Tharynia las mismas idioteces que algunos vienen diciendo, pero ahora será obligatorio conocer el nombre del idiota. Espero que esta vez haya podido explicarme con claridad.
Buena lectura.
Allí donde el vigía monta la guardia,
ante el espacio verde de los
prados
en los que se dibuja el camino
hacia Bauschowitz,
termina el gueto.
Allí se cierra el pétreo cerco de
los murallones
y se abre el camino hacia los
humanos.
!Uno querría tanto estar con
ellos,
y compartir su respiración, y su
esperanzas!
Pero el cerco nos rodea, y el
vigía
permanece erguido y silencioso
sobre el puente.
Nosotros, como mendigos pobres y
quebrantados,
sólo suplicamos con los ojos un
poco de pan.
No tenemos dudas: de aquel mundo
nada forma parte ya de nuestra
vida.
Sólo nos ceden generosamente
un campo lejano cubierto de
hierbajos.
Allí estaremos a salvo, libres,
no necesitaremos hogares ni
riquezas.
Y no habrá un guarda que nos
cierre el paso
cuando en él, sombríos, nos den la sepultura.
Ilse Weber
En conmemoración del 70 aniversario del levantamiento del Gueto de Varsovia.
He recibido la visita de Francisco Gómez Soria, el
tharsileño que viene denunciando en los medios las irregularidades cometidas en
la contratación de un concejal socialista como encargado de obras en Tharsis.
Me pide que divulgue en éste humilde blog que el próximo SÁBADO DÍA 13, A LAS 12´30 H., FRENTE
A LAS PUERTAS DEL AYUNTAMIENTO DE THARSIS, SE LLEVARÁ A CABO UNA CONCENTRACIÓN
AUTORIZADA Y POR LO TANTO LEGAL, A LA QUE ESTÁN INVITADOS A PARTICIPAR TODOS
LOS VECINOS Y VECINAS QUE DESEEN PONER DE MANIFIESTO SU RECHAZO AL ENCHUFISMO
QUE RIGE LA POLÍTICA DE EMPLEO DEL AYUNTAMIENTO DE THARSIS.
Como no puede ser de otra manera, no sólo accedo a su
solicitud, sino que le transmito que, además de asistir, animaré a que ese día
los tharsileños dejemos a un lado los temores y el pasotismo y participemos activamente en
la protesta.
Personalmente, además de contra el enchufismo y la corrupción, aprovecharé para
protestar contra las escandalosas tasas de desempleo que sufrimos los
tharsileños, contra la falta de oportunidades que padecen nuestros jóvenes, contra
la escasez de recursos de toda índole, contra la exclusión social y la pobreza
que empieza a observarse entre amplias capas de nuestra sociedad, en favor de la inmediata puesta en marcha de un plan de
empleo, por la transparencia en la gestión pública, contra los injustificables cortes
del alumbrado público que están sufriendo tantos vecinos, en favor de la unión que hace la fuerza y contra la división y la discordia, por….¡Qué sé yo! ¿Será que nos faltan razones para salir a la calle?
En fin, Francisco, que, además de atender tu petición, celebro que hayas dado el paso de convocar al pueblo . En lo privado, por lo que claramente se percibe, la inmensa mayoría de tharsileños se muestran indignados por todo lo que sucede aquí; pero ya veremos que ocurre cuando el sábado se pongan frente a sus miedos.
Si nos parece los tharsileños podemos seguir engañándonos, pero vivimos una realidad cada vez más dramática que no deberíamos seguir ignorando si queremos poner fin a la decadencia que el pueblo y las personas estamos padeciendo. Es un suicidio seguir demorando el momento de pararnos a reflexionar sobre si éste es el modelo de sociedad en el que queremos que vivan nuestros hijos; si de verdad merece la pena seguir ignorando lo nocivo de un contexto que nos hace tan vulnerables y que está transformando en negativo la vida en nuestro pueblo.
Para salir de las condiciones de vida infrahumanas que silenciosamente van extendiéndose, y que a los colectivos más frágiles está condenando a la exclusión, es necesario promover un rearme ético que obligue a todas las instituciones públicas y privadas, a los centros educativos y a las familias, a recuperar principios sólidos, sanos y democráticos, que sean impermeables a los discursos políticos que han conseguido que el miedo gane a la esperanza y que nos condena a la pobreza tanto de recursos como a lo que es causa y origen del problema: a la pobreza moral que nos asfixia.
Un día sí y otro también vemos cómo se violan las normas- cuando no las leyes- que hacen posible la vida en paz y armonía que una sociedad necesita para crecer; cómo los recursos que llegan desde fuera para mitigar los problemas de subsistencia del conjunto se destinan para satisfacer las ambiciones de unos pocos y nos adentran en el subdesarrollo económico; cómo la ausencia de valores y de límites nos ha llevado al desorden, la intolerancia y al subdesarrollo cultural.
Así las cosas, no se puede perder ni un minuto más para abrir un debate que aporte soluciones para el presente y para el futuro de Tharsis; y, sobre todo, para el presente y el futuro de los tharsileños. Que determine si aceptamos definitivamente la corrupción como una forma de vida; si queremos que nuestras noches sean para el descanso o que continúen siendo propicias para el vandalismo del griterío de botellones o de destrozos en la propiedad pública o privada; si seguimos mirando al cine, al teatro, exposiciones, conferencias, cursos o las actividades deportivas femeninas como raras anécdotas en el devenir cotidiano de nuestro pueblo; si el olor que defina nuestro día a día debe de ser el del mineral, el del azahar de los naranjos, el de las jaras o eucaliptos que nos rodean, o el de esa hierba tan placentera que a tantos jóvenes parece colmar y confundir.
Amar al pueblo es más que proclamarlo en las redes sociales, en el mercado, en la barra del bar o en un despacho público. Es cultivar valores, aportar ejemplos, respetar las normas, poner límites lógicos, aunar esfuerzos, marcar y cumplir objetivos comunes, comprometerse con la verdad aunque sea dolorosa de escuchar y de decir…
Un minuto que pasemos sin reconocer que estamos bien jodidos, sin entender que tenemos que sentarnos para buscar soluciones, será una nueva complicación que pondremos en la vida presente y futura de nuestros hijos. Un nuevo motivo para la vergüenza y la indignidad. Una razón para marcharse o para no venir. Sólo de nosotros, de los tharsileños, depende construir un pueblo de personas para la Vida.
En un comentario aparecido en la
entrada “Cuando los zorros cuidan a las
gallinas”, un amable anónimo afirma que cualquier cosa que digamos es para
nada. Desde el punto de vista filosófico, por el nihilismo que encierra, daría
para un interesante debate en el que un servidor estaría de su parte. No
obstante, entiendo que la sentencia no se refiere tanto a cuestiones
metafísicas sino que se limita a poner de manifiesto el pesimismo o, al menos,
el escepticismo de que sirva para algo… en Tharsis.
Aunque hay que reconocer que es
casi verdad que no merece la pena decir nada si lo que se pretende es encontrar
alguna reacción, es ese casi el que desde
mi particular punto de vista no hace acertado el comentario,y el que creo necesario matizar. Para que él
sepa cuál es el principal motivo por el que un servidor- y cualquier persona-está obligado a que decir lo que piensa, lo
haré apoyado en el pensamiento de un sacerdote que, como el actual Papa
Francisco, perteneció a la orden de los jesuitas.
Puede que algunos, después de
haberme declarado nihilista,
encontrarán contradictorio que recurra a alguien con una filosofía tan
marcadamente espiritualista, pero yo
no lo creo así.
A él, quienquiera que sea el
anónimo amigo, le dedico la siguientehistoria extraída de “El cantodel pájaro”. En este bello libro escrito por Anthony de Mello en 1982, el religioso busca el crecimiento espiritual de sus
lectores mediante la lectura sosegada y reflexiva de los breves cuentos (budistas,
cristianos, Zen, etc.) que lo componen. Ya recurrí a De Mello en este blog (Rebeldes domesticados) para explicar
alguna cosa que estaba ocurriendo en nuestro pueblo. Ahora, en el enlace,
podrán encontrar la versión en PDF del libro.
El cuento que escojo para
responder es mucho más profundo que largo. Muy sencillo. Se titula Gritar para quedar a salvo…e incólume.
Espero que dé respuesta a la cuestión que nos propone el comentario aparecido y,
claro, que os guste.
Nací en el verano de 1962 en Tharsis.Aunque la mayor parte del tiempo la he pasado en esa mina también he vivido en otros lugares de España y Europa. En mi biografía nada reseñable. Nada de lo que sentirme especialmente orgulloso. Soy, eso que se dice, un tipo corriente. Aunque eso sí, debo confesaros que he vivído.