Dijiste:
Te amo.
Y tu rostro se cubrió de la distancia
que marcan los milagros.
Y florecieron mundos
donde la luz germina en tu mirada.
Y sentí quebrarse bajo mis pies desnudos
la tierra y sus susurros.
Dijiste:
sí,
te amo.
Y me perdí en el aire de ese instante tardío.
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