Si ésta política mafiosa con sus jueces títeres de bastón de apoyo continúan por el camino de pasar cariñosamente la mano a los de arriba, y con esa misma mano castigar duramente a los de abajo, es sólo cuestión de tiempo que el contrato social se rompa y todo estalle en mil pedazos.
Decía Gandhi que, en cuanto alguien comprende que obedecer leyes injustas es contrario a su dignidad de hombre, ninguna tiranía puede dominarle. Y llevaba razón.
En España, millones de personas estamos siendo conducidos a la necesidad extrema, a la pobreza y al infortunio de carecer de trabajo y de salario para afrontar las más básicas y esenciales necesidades. En muchos casos, hasta de comida y cobijo. Para esas personas todo está perdido. Es la desesperación. Y ¡cuidado! la desesperación siempre busca una salida y hasta a los más cobardes les infunde valor. Ya sé que es difícil que llegen a rodar las cabezas, pero que lo tengan en cuenta los golfos que con unas siglas o con otras nos gobiernan.
Publicado en prensa en Agosto de 2012.
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