ALARMANTE ESTADO DE ALARMA
Si así fuera, hay que reconocer que ha sido un
éxito indudable. Con la previsible y canalla reacción de un colectivo engolfado
que ha sido envilecido ante la opinión pública en un trabajo de meses, han
conseguido que sean muy pocos los españoles que no jaleen las autoritarias medidas
impuestas para pisotear derechos fundamentales.
Ahora, ya saben los mercados que España está abierta
de piernas y con la yugular franca para lo que dispongan los amos del mundo y
del dinero. Ya da igual que el sacrificio sea en almas, en carne, en derechos o en sangre,
estamos dispuestos y esperando a que nos quiten lo que quieran.
Si contra algo nos previene la historia es contra
aquellos tiempos en que coincidan las cabezas vacías y los estómagos vacíos,
porque siempre terminan siendo tiempos oscuros.
Y aquí, en España, si ya teníamos el resultado del informe de Caritas,
ahora ya tenemos otra vez el PISA para
demostrar que, a dentelladas, se abren paso la miseria y la estulticia.
La preocupación por la deriva totalitaria que llevan
algunos países está dejando de ser un asunto para paranoicos, izquierdistas
perseguidos y librepensadores desacreditados. Ya empieza a tomar cuerpo.
Decía Brecht que no deberíamos estar tan contentos con la
derrota de Hitler, porque, aunque el mundo se pusiera de pie y detuviese al Bastardo, la Puta que lo parió podría
ponerse caliente de nuevo.
Lamentablemente, para quienes- a pesar
de esta inservible y corrupta casta de privilegiados que padecemos- todavía creemos en la verdadera
Democracia, todo indica que la puta vuelve a estar caliente y buscando un
burdel donde preñarse.
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