El pasado día 26 de febrero asistí a una reunión
comarcal representando a la Asociación de Amigos de Tharsis. El lugar elegido
por la Diputación Provincial para presentar el nuevo Programa con el que
pretende dinamizar a la comarca del Andévalo fue Puebla de Guzmán .Se trataba de
participar junto al personal técnico, políticos, emprendedores, etc., de la
zona, en un grupo que analice las necesidades formativas del Andévalo. O algo
así. No estoy seguro, pero creo que escuché que se trataba de realizar un
estudio de las necesidades de formación y empleo que tiene el Andévalo. Lo que a estas
alturas de la película es, siento decirlo así, para cagarse.
Mi humilde aportación no pudo ser otra que
recordar que, además de otros muchos estudios en esa dirección, desde el año
2002 contamos con un muy elaborado Plan Estratégico para el Desarrollo Rural del Andévalo
Occidental dirigido por el Catedrático Juan A. Márquez Domínguez. Vamos, que no terminaba de verle el sentido y me extrañaba tener que recorrer otra vez caminos que ya se
habían recorrido y a los cuales se habían dedicado importantes recursos tanto económicos como humanos. Y menos, cuando el guión que nos ponían por delante era tan absolutamente similar al anterior. Además, joder, que el tiempo de los estudios ya pasó y lo que necesitamos son soluciones, concluí.
"El plan estratégico debe cuidar la
participación, e implicar agentes con capacidad de incidencia sobre el
territorio para que sirva como reflexión, referencia y acción para el
desarrollo. En este sentido, el Plan Estratégico de Desarrollo Rural para el
Andévalo Occidental ha contado con una mesa de concertación social, compuesta
por miembros del grupo de Investigación del Instituto de Desarrollo Local y la
Asociación Turdetania Cosmopolitan, el Gerente de ADRAO y diversos colectivos
representantes de empresas, asociaciones..."
En fin, que lo que ahora quieren hacer- y mucho
más- ya está hecho; que costó un pastón; y que, por lo que veo, ni saben que
existe. O eso, o que para lo único que ha servido el buen trabajo realizado por Márquez y su equipo ha sido para que sean plagiada sus ideas y contenidos y que con eso hayan elaborado un proyecto de programa con el que dar el sablazo a alguna
institución española o Europea.
Todos mis respetos a los participantes y a los
intervinientes de la zona. Seguramente, la mayoría ignoraba la existencia del referido Plan Estratégico así como otros estudios de reconocimiento anteriores . Por ello, con muy buena voluntad, representaron el papel de figurantes que les tenían asignado los convocantes del encuentro. Si no son
tontos perdidos éstos políticos de la Diputación Provincial hasta el punto de no conocer lo que estan obligados a conocer por la naturaleza que se le supone al trabajo que supuestamente realizan, tal vez estamos ante un nuevo fraude de quienes, teniendo todo en su mano- incluido el dinero de Europa durante tantos años,- mantienen sumido al
Andévalo en la dramática situación en que se encuentra, precisamente
por haberse dedicado exclusivamente al mangoneo y la manipulación, ignorando las soluciones señaladas en tantos estudios.
Al final de la reunión nos pidieron que en la
ficha de recogida de información que nos pasaron expusiéramos nuestras
propuestas, sugerencias y dudas. En algo así como en los 140 caracteres de un tuits. Como ya había expresado cuales eran mis dudas sobre la eficacia del asunto, mi propuesta no iba más allá de exigir la urgente puesta en marcha del
Plan Estratégico, y sugerido que había algo que no me olía bien, no consideré necesario rellenar ni entregar la ficha.
Me quedó claro que algún alcalde/alcaldesa había husmeado en éste humilde blog y en Amigos de Tharsis. Cosa de agradecer. Por si vuelven a visitarnos quiero recordarles lo que opino de todo esto. Lo haré repitiendo un artículo que gentilmente me publicaron en 2007 con motivo de la puesta en marcha del programa panacea ATYPE. De la lectura del mísmo podrán deducir cual es la evaluación que me merece la nueva iniciativa. Donde dice ATYPE, que pongan el acrónimo que corresponda al nuevo programa y me temo que automáticamente estará actualizado el artículo.
Me quedó claro que algún alcalde/alcaldesa había husmeado en éste humilde blog y en Amigos de Tharsis. Cosa de agradecer. Por si vuelven a visitarnos quiero recordarles lo que opino de todo esto. Lo haré repitiendo un artículo que gentilmente me publicaron en 2007 con motivo de la puesta en marcha del programa panacea ATYPE. De la lectura del mísmo podrán deducir cual es la evaluación que me merece la nueva iniciativa. Donde dice ATYPE, que pongan el acrónimo que corresponda al nuevo programa y me temo que automáticamente estará actualizado el artículo.
De verdad que todas estas historias en bucle del Andévalo, además de vomitivas por la tomadura de pelo que representan, cada vez se parecen más a algo así como lo que plantea la conocida película Atrapado en el tiempo. Algo que, como el conejito Duracell, sigue y sigue y sigue...
EL ANDÉVALO, VAYA PLAN.
Desde antes de que estallase la crisis, los que saben- que aunque son escasos existen- nos vienen advirtiendo de que para garantizar la supervivencia y progresar, las zonas mineras necesitan modificar tanto sus escenarios como las limitaciones en que tradicionalmente se han movido sus economías y poblaciones. Para ello vienen reclamando insistentemente no sólo dinero, que casi es lo más fácil de conseguir, sino también el esfuerzo coordinado de todas las administraciones y agentes sociales, además del de las diferentes sociedades implicadas en el proceso. Pero sobre todo –y eso sí parece una misión imposible- claman por la elaboración y puesta en marcha de un Plan Estratégico que afecte a las comarcas en donde se ha producido esa quiebra tan dramática de la base productiva.
Piden, con buen criterio, que se identifiquen las oportunidades existentes; que éstas sean incorporadas a un esquema de ordenación territorial que permita realizar el diseño de un marco atractivo donde, junto con la inversión pública, la inversión privada pueda apostar con ciertas garantías por la puesta en valor de los recursos endógenos y potencialidades.
Eso dicen los que saben: que se necesita un PLAN. Así, con mayúsculas: ESTRATÉGICO. Pero los que no saben, que son cada día más y hablan más que piensan o escuchan, siguen sin darse cuenta de ello y continúan insistiendo en programa y planes que solo repercuten- sin demasiado éxito además- en los efectos más visibles del problema, y en donde el dinero, que al no ser sudado no duele, es la única solución y la estrella que esperan que deslumbre a sus votantes.
Hace unas semanas, el Delegado de Empleo de la Junta, no sabemos si después o antes de alguna comida que pagaremos usted y yo, y no sabemos cuántas veces, presentó el Programa Panacea ATYPE, acrónimo de Actuación Territorial Integral Preferente para el Empleo-ahí queda eso-, en el cual se establece un programa de ayudas de diez mil millones de las antiguas pesetas y que, según parece, “tiene como finalidad el apoyar a la implantación de nuevas empresas y la ampliación, renovación y consolidación de las ya existentes, de tal forma que facilite la creación de puestos de trabajo en ése ámbito geográfico y consolide un tejido industrial fuertemente deteriorado como consecuencia de la reducción de la actividad minera de la zona”. Estas líneas anteriores, que seguro que firmaría el Sr. Márquez, y que me he permitido poner entre comillas, las he extraído, palabra por palabra, de las declaraciones que hicieron los políticos de turno cuando quisieron vendernos la moto del Plan de Industrialización del Andévalo Occidental y del Plan de Industrialización de la Cuenca Minera de Riotinto en 1995. Plan que, dicho sea de paso, tuvo un programa de ayudas de nueve mil quinientos millones de las antiguas pesetas y que, prácticamente no sirvió para nada, si de lo que hablamos es de la creación de puestos de trabajo.
Parece mentira que ni por esos costosos fracasos se enteren ni que de ellos extraigan conclusiones. ¿Todavía no han comprendido que el fracaso estrepitoso del anterior Plan ocurrió porque, sencillamente, se centraron casi exclusivamente en, primero: establecer un marco de ayudas claramente insuficientes a las empresas y, segundo y más importante: porque se carecía de un modelo de organización territorial que facilitara el encaje entre inversiones privadas y públicas, y de éstas últimas entre sí? Pues parece que no.
Esto, que fue un error estratégico imperdonable del que deberían haber aprendido, fue además un despilfarro inaceptable de recursos públicos que de haber estado bien dirigidos y gestionados, podría haber dotado de un cierto dinamismo a la economía de la comarca, al tiempo de haber sentado las bases para actuaciones futuras.
Poner en marcha este programa, como los anteriores programas y planes, sin una estrategia de actuación que se organice en programas de actuaciones que respondan a objetivos particulares y concretos, pero que en conjunto produzcan una fuerte sinergia de articulación territorial, es un error y no contribuirá a dotar de fortaleza a las frágiles estructuras de las comarcas mineras.
Se necesitan fondos, dineros, es cierto; pero aún más se necesitan criterios coherentes y coordinación para diseñar un marco donde converjan las diferentes iniciativas que se han ido y las que se vayan adoptando hasta superar, tanto el aislamiento de éstas comarcas como la desestructuración territorial y las carencias infraestructurales.
De no trabajar en la dirección adecuada, éste programa y éste dinero servirá para lo mismo que sirvió que en diciembre de 1987 se declarase Zona de acción Especial a la Faja Pirítica de Huelva, y que se destinasen miles de millones supuestamente destinados a la diversificación económica de la zona. O para lo que han servido los convenios suscritos por la Junta de Andalucía con las entidades financieras. O los apoyos directos del Instituto de fomento de Andalucía, y para los que se dedicaron igualmente cientos y cientos y cientos de millones.
Tendrá, nos tememos, la misma incidencia positiva que tuvo la puesta en marcha en 1989 del programa Operativo del Norte de Huelva, implicando un gasto público de nueve mil millones, y para que bien poco sirvió.
O tal vez tanta cómo tuvo el Plan de Industrialización del Andévalo Occidental en el año 1995, donde se ofrecieron, solo para el autoempleo, subvenciones por importe de tres mil millones y donde se querían implantar, sobre el papel, quince nuevas empresas de importancia y dotar de treinta y siete mil metros cuadrados de suelo industrial a la zona. Y en donde, sin pudor, se hablaba de las enormes posibilidades que ofrecía el ferrocarril minero de Tharsis para uso turístico, por ejemplo.
A solo cinco años de que Andalucía deje de ser Objetivo uno para la Unión Europea no se pueden seguir repitiendo los mismos discursitos para tontos y las mismas pamplinas que tan caras resultan al bolsillo del pueblo.
La realidad es que en lo que al Andévalo se refiere, después de haber recibido muchos miles de millones, todavía tenemos que seguir hablando de un potencial de recursos inexplotados y de la necesidad de disponer de un marco general que facilite la convergencia de las diferentes políticas. De la necesidad de poner en marcha estrategias y programas de actuación que respondan a los objetivos reales y concretos que la comarca necesita; del agua; de la intervención sobre el patrimonio minero con fines turísticos. Y esto, cuando nos tuvimos que tragar que nos dejaran fuera del Plan Estratégico de Desarrollo Turístico de la Provincia de Huelva, y que aquí para nada se pusiera en práctica el Informe de Potencialidades y Utilización Turística de la Cuenca Pirítica de Huelva, también por ejemplo. Del latrocinio habido gracias a permitir la venta del patrimonio industrial como chatarra mejor ni hablamos.
Al problema de nuestros políticos se les puede llamar de muchas maneras, pero ninguna es buena. Incompetencia ya no les define.
Pero a ellos, cínicos que son, les traen sin cuidado: como ya ocurrió con los Planes y programas anteriores, con el ATIPE tienen otra vez dinero para salvar la “inexplicable”quiebra técnica de la Mancomunidad del Andévalo, para comidas, dietas, preparar elecciones, llenarse los bolsillos, y para premiar y enchufar a sus fieles y colegas.
Mientras tanto los demás, si pueden, que tiren palante y vivan de promesas. Y al Andévalo ….
Piden, con buen criterio, que se identifiquen las oportunidades existentes; que éstas sean incorporadas a un esquema de ordenación territorial que permita realizar el diseño de un marco atractivo donde, junto con la inversión pública, la inversión privada pueda apostar con ciertas garantías por la puesta en valor de los recursos endógenos y potencialidades.
Eso dicen los que saben: que se necesita un PLAN. Así, con mayúsculas: ESTRATÉGICO. Pero los que no saben, que son cada día más y hablan más que piensan o escuchan, siguen sin darse cuenta de ello y continúan insistiendo en programa y planes que solo repercuten- sin demasiado éxito además- en los efectos más visibles del problema, y en donde el dinero, que al no ser sudado no duele, es la única solución y la estrella que esperan que deslumbre a sus votantes.
Hace unas semanas, el Delegado de Empleo de la Junta, no sabemos si después o antes de alguna comida que pagaremos usted y yo, y no sabemos cuántas veces, presentó el Programa Panacea ATYPE, acrónimo de Actuación Territorial Integral Preferente para el Empleo-ahí queda eso-, en el cual se establece un programa de ayudas de diez mil millones de las antiguas pesetas y que, según parece, “tiene como finalidad el apoyar a la implantación de nuevas empresas y la ampliación, renovación y consolidación de las ya existentes, de tal forma que facilite la creación de puestos de trabajo en ése ámbito geográfico y consolide un tejido industrial fuertemente deteriorado como consecuencia de la reducción de la actividad minera de la zona”. Estas líneas anteriores, que seguro que firmaría el Sr. Márquez, y que me he permitido poner entre comillas, las he extraído, palabra por palabra, de las declaraciones que hicieron los políticos de turno cuando quisieron vendernos la moto del Plan de Industrialización del Andévalo Occidental y del Plan de Industrialización de la Cuenca Minera de Riotinto en 1995. Plan que, dicho sea de paso, tuvo un programa de ayudas de nueve mil quinientos millones de las antiguas pesetas y que, prácticamente no sirvió para nada, si de lo que hablamos es de la creación de puestos de trabajo.
Parece mentira que ni por esos costosos fracasos se enteren ni que de ellos extraigan conclusiones. ¿Todavía no han comprendido que el fracaso estrepitoso del anterior Plan ocurrió porque, sencillamente, se centraron casi exclusivamente en, primero: establecer un marco de ayudas claramente insuficientes a las empresas y, segundo y más importante: porque se carecía de un modelo de organización territorial que facilitara el encaje entre inversiones privadas y públicas, y de éstas últimas entre sí? Pues parece que no.
Esto, que fue un error estratégico imperdonable del que deberían haber aprendido, fue además un despilfarro inaceptable de recursos públicos que de haber estado bien dirigidos y gestionados, podría haber dotado de un cierto dinamismo a la economía de la comarca, al tiempo de haber sentado las bases para actuaciones futuras.
Poner en marcha este programa, como los anteriores programas y planes, sin una estrategia de actuación que se organice en programas de actuaciones que respondan a objetivos particulares y concretos, pero que en conjunto produzcan una fuerte sinergia de articulación territorial, es un error y no contribuirá a dotar de fortaleza a las frágiles estructuras de las comarcas mineras.
Se necesitan fondos, dineros, es cierto; pero aún más se necesitan criterios coherentes y coordinación para diseñar un marco donde converjan las diferentes iniciativas que se han ido y las que se vayan adoptando hasta superar, tanto el aislamiento de éstas comarcas como la desestructuración territorial y las carencias infraestructurales.
De no trabajar en la dirección adecuada, éste programa y éste dinero servirá para lo mismo que sirvió que en diciembre de 1987 se declarase Zona de acción Especial a la Faja Pirítica de Huelva, y que se destinasen miles de millones supuestamente destinados a la diversificación económica de la zona. O para lo que han servido los convenios suscritos por la Junta de Andalucía con las entidades financieras. O los apoyos directos del Instituto de fomento de Andalucía, y para los que se dedicaron igualmente cientos y cientos y cientos de millones.
Tendrá, nos tememos, la misma incidencia positiva que tuvo la puesta en marcha en 1989 del programa Operativo del Norte de Huelva, implicando un gasto público de nueve mil millones, y para que bien poco sirvió.
O tal vez tanta cómo tuvo el Plan de Industrialización del Andévalo Occidental en el año 1995, donde se ofrecieron, solo para el autoempleo, subvenciones por importe de tres mil millones y donde se querían implantar, sobre el papel, quince nuevas empresas de importancia y dotar de treinta y siete mil metros cuadrados de suelo industrial a la zona. Y en donde, sin pudor, se hablaba de las enormes posibilidades que ofrecía el ferrocarril minero de Tharsis para uso turístico, por ejemplo.
A solo cinco años de que Andalucía deje de ser Objetivo uno para la Unión Europea no se pueden seguir repitiendo los mismos discursitos para tontos y las mismas pamplinas que tan caras resultan al bolsillo del pueblo.
La realidad es que en lo que al Andévalo se refiere, después de haber recibido muchos miles de millones, todavía tenemos que seguir hablando de un potencial de recursos inexplotados y de la necesidad de disponer de un marco general que facilite la convergencia de las diferentes políticas. De la necesidad de poner en marcha estrategias y programas de actuación que respondan a los objetivos reales y concretos que la comarca necesita; del agua; de la intervención sobre el patrimonio minero con fines turísticos. Y esto, cuando nos tuvimos que tragar que nos dejaran fuera del Plan Estratégico de Desarrollo Turístico de la Provincia de Huelva, y que aquí para nada se pusiera en práctica el Informe de Potencialidades y Utilización Turística de la Cuenca Pirítica de Huelva, también por ejemplo. Del latrocinio habido gracias a permitir la venta del patrimonio industrial como chatarra mejor ni hablamos.
Al problema de nuestros políticos se les puede llamar de muchas maneras, pero ninguna es buena. Incompetencia ya no les define.
Pero a ellos, cínicos que son, les traen sin cuidado: como ya ocurrió con los Planes y programas anteriores, con el ATIPE tienen otra vez dinero para salvar la “inexplicable”quiebra técnica de la Mancomunidad del Andévalo, para comidas, dietas, preparar elecciones, llenarse los bolsillos, y para premiar y enchufar a sus fieles y colegas.
Mientras tanto los demás, si pueden, que tiren palante y vivan de promesas. Y al Andévalo ….
Agustín Gómez Pérez es miembro de la Asociación de Amigos de Tharsis Ernesto Deligny.