Hace ya mucho tiempo que las dos grandes multinacionales de la política española se atrevieron a mostrar su auténtico rostro. Mucho tiempo que, sin máscaras, y con el manual básico del neoliberalismo que recibieron de manos de quienes les financian, el PSOE y el PP iniciaron, juntos, el peor de los ataques conocidos en Europa contra los derechos de las clases trabajadoras y la libertad.
Lo que persiguen, unos y otros , con las reformas y recortes emprendidos no es buscar medidas que ayuden a superar la gravísima crisis que padecemos. Su intención última, la que les han impuesto los verdaderos Amos del Mundo, es implantar de manera definitiva la dictadura del pensamiento único neoliberal, no sólo como referente de las políticas económicas, sino también en la estructura jurídica, social y laboral de éste país.
Aunque siempre ha habido intentos totalitarios globales, ésta situación no tiene antecedentes históricos y es de extrema gravedad. Con la ayuda inestimable de los muchos medios controlados por las mafias financieras, una parte muy mayoritaria de la sociedad y de las clases trabajadoras del estado español está ignorando lo que supone el avance de éstas políticas para los logros conseguidos en materia de derechos sociales.
Si ya el año 1974 quedó marcado como el año en que los fabianos alemanes consiguieron poner a Felipe González al frente del Partido Socialista en el Congreso de Surenness para enterrar definitivamente a Pablo Iglesias, al marxismo, a los sindicatos de clase y a la sociedad civil; 2012 será el año en que un grupo de mercenarios de la política infiltrados en el aparato andaluz de IU, terminará desmontando la poca resistencia que queda en España para frenar a la oligarquía mundial que pretende esclavizarnos a los españoles.
No tener ni a sindicatos, ni a partidos políticos, ni a una sociedad civil fuerte y organizada que verdaderamente se interponga entre los abusos de los poderosos y las capas más humildes y trabajadoras de la sociedad traerá inevitablemente un futuro dominado por el anti humanismo del Gran Hermano y su visión única.
Con ello asistiremos a un avance aún mayor de la desigualdad social que permitirá que la riqueza se concentre en manos de un porcentaje de la población cada vez más reducido, las clases medias se empobrecerán hasta desaparecer, los desempleados se verán abandonados a su suerte, los más humildes conocerán la miseria, quienes piensen diferente serán perseguidos y expulsados o directamente liquidados, bajarán la calidad y cantidad de los servicios públicos, se perderá cualquier derecho laboral hasta convertirnos en esclavos, y los derechos cívicos sufrirán muy serias restricciones en nombre de la seguridad.
Con la aplicación global de éstas medidas lo que realmente se persigue es poner fin al sueño de una sociedad regida por los principios de la justicia y la libertad: la victoria de la tecnocracia sobre los movimientos populares,la sumisión definitiva de los trabajadores, el control absoluto sobre la sociedad y los ciudadanos. En definitiva, que creo que estámos a un paso de la distopía contra la que nos advirtió George Orwell en su imprescindible libro 1984: una sociedad opresiva y encerrada en sí misma, absolutamente controlada y basada en una sumisión incondicional pero que sin embargo es percibida por los ciudadanos como la única y la mejor de las sociedades posibles.
Un futuro terrorífico que ya está a la vuelta de la esquina al no haber nadie que oponga resistencia. Los que pensábamos que estaban haciendo de oposición están dispuestos, por algunos cargos y compartir el poder y sus prevendas, a colaborar con quienes están ejerciendo la represión más absoluta en tantos pueblos de Andalucía. Pagaremos muy caro que no tengan escrúpulos en echarse en brazos del régimen que ha alienado a los andaluces hasta el punto de ser incapaz de pensar por sí mismo para darse cuenta de la realidad dramática en que viven.
Manipular a la opinión pública manipulando la percepción de esa realidad, la coerción mental, el control sobre la educación,sus sistemas de mentiras y de entretenimiento, son sus herramientas para limitar la capacidad de comprensión de nuestras mentes. En la codicia reside su esencia, en nuestra ignorancia han encontrado su fuerza y, al no reaccionar contra las mentiras que nos imponen como productos de consumo en la propaganda oficial, ya puede decirse que tenemos los días contados como hombre libres.
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