El Secretario General de UGT
Andalucía ha afirmado que las condiciones sociolaborales de los trabajadores
agrícolas de la provincia de Huelva son indignas. Con ello ha conseguido dos
cosas: La respuesta airada de la patronal agraria amenazando con presentarle
una denuncia por no aportar pruebas, y la perplejidad e indignación de muchos
trabajadores agrícolas que no dan crédito a la superficialidad de las
manifestaciones del Sr. Pastrana.
Que las condiciones sociolaborales de los trabajadores agrícolas son indignas es cierto, y no es nuevo. Pero ¿Es ése el mejor análisis que
puede hacer el líder sindical? ¿No quiere identificar el origen del problema?
¿No hay culpables concretos a los que responsabilizar? ¿Va a permitir que eso
continúe así, o piensa hacer algo ahora que se negocia el convenio del campo?
El Sr. Pastrana debería saber que
la ausencia de conflictos en el campo de
Huelva no es la consecuencia de una prosperidad generalizada que crea empleos
de calidad, ni de rentas altas que inviten al sosiego. Es el estado en que
quedó la situación después de la huelga del campo de Huelva en 1989. Aquel año en
que UGT y CCOO consumaron la traición a los trabajadores y a la propia
idea del sindicato.
Después de que éstos renunciaran a
introducir las mejoras laborales y sociales que demandaba el elemental sentido
común, y que se correspondían con las mejoras que se estaban produciendo en el
sector, los trabajadores tuvieron que ver como sus sindicalistas pasaban a ser
una comparsa de colaboradores pusilánimes al servicio de una administración que
se ofrecía para tutelar a un sector que se prometía como estratégico. Permitiendo
el sacrificio de las condiciones sociolaborales de los trabajadores nacionales primero,
y participando en la creación de un escenario favorable para la llegada de mano
de obra barata extranjera después, han realizado un
servicio impagable a los hacedores del pacto tácito y de silencio que desde entonces sobrevuela el campo de Huelva, para desgracia de los
trabajadores.
No puede ser que piense que las redacciones de los periódicos sólo recojan
anécdotas porque no hay problemas; que la comunidad académica no hace publicaciones
críticas porque no hay nada que criticar; que la inspección de trabajo apenas tramite
denuncias porque casi no hay nada que denunciar. Nadie es tan ingenuo, supongo.
Las condiciones sociolaborales
de los trabajadores del campo de Huelva son indignas y así seguirán siendo
porque, salvo a los afectados, a nadie les interesan. Sería interesante ver los
informes que le llegan al Sr. Pastrana al finalizar las campañas. Apostaría a que
concluyen que el cumplimiento del convenio es generalizado y los conflictos
excepcionales; que ellos más que nadie han contribuido a que ésta provincia sea
el referente y el modelo que produce la envidia de los demás países de la Champions League; que
seguirán trabajando sin descanso para que los ciudadanos españoles tengan
preferencia y profundizando en la integración de los inmigrantes, en…bueno, en lo que quieran decir. Más
o menos, en que seguirán esforzándose para que Huelva sea la Arcadia Feliz que cantaran los poetas griegos.
Lástima que sus faunos sólo toquen la flauta, que las ninfas no puedan contar el acoso de muchos de esos sátiros que aquí llamamos empresarios. Pastrana tendría sus pruebas, y todos los demás motivos para la vergüenza.
Lástima que sus faunos sólo toquen la flauta, que las ninfas no puedan contar el acoso de muchos de esos sátiros que aquí llamamos empresarios. Pastrana tendría sus pruebas, y todos los demás motivos para la vergüenza.
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