Tú, procura que el
grano acumulado sea suficiente, que tu humilde choza no se moje, que la
leña para tu fuego sea la necesaria y, cuídate. Sobre todo, cuídate cuando
llegue el invierno, porque en el invierno escasea el alimento, y los
depredadores agudizan el ingenio para poder comer.
Desconfía de quien en
primavera pasa por la puerta de tu humilde choza sin mirar y, llegado el
invierno, llama para preocuparse del estado en que vives. Te dirá que si no ha
venido antes es porque estaba muy ocupado…. construyendo. Construyendo una casa
muy grande y muy sólida. Una hermosa
casa. Una casa común.
Te dirá que le preocupan quienes no tienen techo porque cavan
la tierra, quienes reparten el butano,
quienes pasan los días sentados en un
banco mirando a las palomas. Te hablará del peligro de permanecer en las
calles, solos y sin pan, sin fuego y sin amigos con quien compartir los sueños
y las preocupaciones.
Escucharás que tu
choza es demasiado pobre para ser segura, que el techo amenaza con caerse, que
te mereces algo mejor sólo por ser quien eres. Que te mereces más, algo como lo que él ha construido para dar
amparo a los desheredados. Como tú. Para ti. Te dirá. Tenemos que estar juntos
para protegernos. Te dirá.
En el invierno te lo
dirá. En el invierno se acordará de ti.
De una casa común te hablará. Para protegerte te dirá. Ni le escuches. Viene el
invierno. No hay alimento. Es el invierno que vendrá.
Tú, procura que tu despensa sea suficiente, que tu choza no
tenga goteras, que el fuego esté garantizado. Y
ten cuidado. Ten cuidado con las hermosas casas comunes que te
ofrecerán. Tu casa es humilde, pero tuya.
Tienes la llave. Porque es tuya. En esa casa grande y fuerte y común
tendrás una habitación para dormir, un sofá para dormir, podrás mirar la tele
cuánto quieras, y en el patio podrás jugar hasta que te agotes. Podrás dormir y
podrás jugar. Sólo tendrás que ir a esa casa común.
No te lo dirá, pero
tarde o temprano tendrás que pagar una
hipoteca que no podrás pagar. Aunque
seas una invitada tendrás que pagar. En la casa común y no podrás pagar.
Cuando quieras darte cuenta, estarás fregando el suelo y la vajilla. Limpiando
y seducida terminarás en la casa común. Para pagar. Compartiendo la cama, en la casa común.
Pero no como una amante compañera, si no como una puta. Como una puta en la
cama común.
¡Ten cuidado! ¡Es el invierno que ya llega! ¡Los depredadores
buscarán desesperados la comida! Mira bien los dientes de quien llame a tu
puerta. Mira sus colmillos. Te lo advierto, quien quiere protegerte en el
invierno crudo que ya llega es el lobo feroz. Vestido de cordero viene el lobo
feroz. Es el lobo feroz quien quiere protegerte. En el invierno quiere
protegerte. Cuando falta la comida quiere protegerte. A los inocentes quiere
proteger. Es el lobo feroz. ¡El lobo feroz! No quiere ayudarte. Quiere sacrificarte.
Mira sus colmillos. ¡Es el lobo feroz!.
Tú, cuídate. Llega el invierno, cuídate. Valora lo tuyo. No ambiciones más de lo que
tú esfuerzo te ha proporcionado. Si no eres humilde, si codicias lo que no
tienes porque no lo has ganado con el
esfuerzo del día a día, puede que no lo merezcas. Seguro que ni lo necesitas. Tu
casa es tuya. Si escuchas todas las mentiras terminarás de puta en la cama común que te está preparando
el lobo feroz en su casa común. Quiere servirte como alimento en el invierno
que ya llega. Quiere tu sangre. Sacrificarte. Es un lobo feroz. Tú, ten
cuidado. Es fácil reconocerlos. Los lobos siempre dicen lo mismo. Tienen grandes colmillos y siempre dicen
que viven para proteger a las ovejas.
En el invierno te lo dirá. En el invierno se acordará de ti. De una casa común te hablará. Para protegerte te dirá. Ni le escuches. Viene el invierno. No hay alimento. Es el invierno que vendrá.
Aunque fue escrito pensando en los graves peligros asociados a ésta Europa decadente rendida a los principios económicos neoliberales, en éstos momentos de pactos en Andalucía, se lo quiero dedicar a mis amigos de IU.
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