Era un tipo difícil. Pensaba y actuaba de distinto modo que el resto de nosotros. Todo lo cuestionaba. ¿Era un rebelde, o un profeta, o un psicópata, o un heroe? "¿Quién puede establecer la diferencia?, nos decíamos. "Y en último termino, ¿a quién le importa?".
De manera que le socializamos. Le enseñamos a ser sensible a la opinión pública y a los sentimientos de los demás. Conseguimos conformarlo. Hicimos de él una persona con la que se convivía a gusto, perfectamente adaptada. En realidad, lo que hicimos fue enseñarle a vivir de acuerdo con nuestras expectativas. Le habíamos hecho manejable y dócil.
Le dijimos que había aprendido a controlarse a sí mismo y le felicitamos por haberlo conseguido. Y él mismo empezó a felicitarse también por ello. No podía ver que éramos nosotros quienes le habíamos conquistado a él.
Una sociedad que domestica a sus rebeldes ha conquistado su paz, pero ha perdido su futuro.
Anthony de Melo en "El canto del pájaro".
Dedicado a todos los rebeldes sin domesticar y, especialmete, hoy, a Paco Alvarez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario