Ya no conozco mi pueblo.
Parece que se hubiese fugado,
que en su lugar sólo quedase el miedo grabado en las conciencias.
Hoy me escaparía sin dudar por la memoria
en busca del recuerdo preciso que vive entre las piedras de sus calles desiertas
hasta encontrar aquella huella de mi vida que quedó vagando alegremente en sus rincones.
En éste pueblo se alzan muchos frágiles recuerdos que,
a medida que trepan por las cimas inertes de la mina
se fragmentan en pedazos de sueños oxidados.
Sobre la tierra abierta que pisamos
cada paso que damos germina un dolor sin recompensa
que interroga al alma sobre el valor de las cosas sencillas,
y que termina haciendo que ese instante se prolongue más allá de lo eterno.
VIDEO: PUEBLO BLANCO (J.M. SERRAT)
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