Tharsis no es el nombre de nadie,
aunque podría.
Sí un lugar en el cielo lleno de cicatrices y misterios
que nos vigila desde el monte sagrado donde habitan los dioses
que en su delirio los griegos desterraron.
Es la patria del viento,
la soledad sitiada,
los latidos de Marte por donde el hombre en sueños se pasea.
Un lugar en el cielo y un lugar en la tierra.
En la Huelva que abraza al mar y la leyenda de Argantonio y Gerión
y añora el esplendor de cúpulas doradas.
Tharsis no es el nombre de nadie,
aunque podría.
Sí el de un pueblo cautivo por la amnesia
que improvisa el futuro descalzo y sin granero
entre cerros de escorias y tierra como sangre.
Que conoce el desgarro y presta sus colores,
al arcoiris que se acerca a lamer las tardes del otoño,
que anhega de poesía el desaliento.
1 comentario:
Este parrafo diria mucho del pueblo,plasmado en un bonito cartel a las puertas de nuetro maravilloso MUSEO que no LAN MUSEO...
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